
El estreñimiento se define como la dificultad o infrecuencia para evacuar las heces, que suelen ser duras y secas, provocando molestias o dolor al defecar. Se considera que un paciente sufre de estreñimiento cuando hay menos de tres deposiciones por semana, y afecta a toda la población y a ambos sexos, aunque con mayor frecuencia en mujeres y personas mayores. En niños, es un problema común, ya que alrededor de uno de cada cinco lo padece, afectando negativamente a su calidad de vida. Presenta un pico de incidencia entre los dos y cuatro años, estimándose que en casi la mitad de los casos comienza en el primer año de vida y no muestra en la infancia un claro predominio en sexos.
El estreñimiento abarca varios aspectos que tienen una especial relevancia: por un lado, la población no le da la suficiente importancia que tiene, considerándolo un problema menor, y las consultas médicas son escasas, si comparamos el rango de población que sufre este problema frente a las consultas médicas, con estudios que confirman que sólo el 34% de sujetos con estreñimiento consultaron al médico de ello [1]. Por otro lado, y especialmente en niños, es un aspecto del que les incomoda hablar, pudiendo sentir vergüenza de admitir que tienen estreñimiento y asociándolo con una experiencia negativa, por lo que la tendencia es ocultar lo que les pasa, sobre todo en edad escolar. En España, sólo el 5% de las consultas de pediatría general están relacionadas con estreñimiento, aunque el porcentaje sube al 25% en gastroenterología pediátrica, aunque la prevalencia general se estima en una media del 12% [2].
En este artículo vamos a analizar el estreñimiento en niños, y cómo los probióticos, grandes aliados del sistema digestivo, pueden mejorar el tránsito intestinal y la salud digestiva en general, para mejorar su calidad de vida. Veremos las mejores estrategias para mejorar el funcionamiento del sistema digestivo de los más pequeños y examinaremos las mejores opciones, con evidencia científica contrastada, para elegir el probiótico que mejor se adapte al usuario.
Por qué el estreñimiento es común en la infancia
El estreñimiento es uno de los problemas digestivos más frecuentes en pediatría, en el cual confluyen varios factores propios de esta etapa, donde el niño está en pleno desarrollo fisiológico y funcional. No hay un único mecanismo responsable del estreñimiento, ya que contribuyen factores constitucionales, conductuales, educacionales o dietéticos. El sistema digestivo está en plena etapa de formación, y el reflejo de la defecación tiene que madurar, por lo que, durante el paso de lactancia a alimentación complementaria, se puede alterar el tránsito intestinal.

Cuando el bebé cambia de la lactancia exclusiva a la alimentación con pures, cereales, frutas o verduras, el intestino se enfrenta a texturas más densas y a un tipo de fibra diferente, lo que puede hacer que las heces se vuelvan más duras o que cambie la frecuencia de las deposiciones. Todo ello en el contexto de un aparato digestivo aún madurando, con movimientos intestinales que no siempre son coordinados, y con la microbiota en proceso de diversificación, por lo que las posibilidades de estreñimiento infantil (o cualquier otra patología intestinal) son elevadas.
También hay que prestar atención al tránsito del uso del pañal al uso del inodoro, lo que puede alterar el proceso de defecación del niño. Cuando el niño empieza a crecer, hay factores que pueden agravar los problemas de estreñimiento, como puede ser la retención de heces (por miedo a manchar o por interrumpir el juego) o factores psicológicos y sociales, como usar baños distintos al de casa. Cabe destacar que el estreñimiento en niños se debe en más de un 90% a causas funcionales y de hábitos, es muy raro encontrar problemas de estreñimiento asociados a enfermedades orgánicas [3].
Probióticos para niños: qué son y cómo actúan contra el estreñimiento
Los probióticos infantiles son productos formulados específicamente para los más pequeños que contienen microorganismos vivos que, cuando son administrados en cantidades suficientes, confieren un efecto beneficioso sobre su salud [4]. Su principal objetivo es favorecer la correcta maduración del sistema digestivo y mantener el equilibrio de una microbiota intestinal en desarrollo, para evitar así patologías propias en estas edades.
Hay cepas probióticas muy utilizadas en la infancia para el tratamiento de alteraciones en el sistema digestivo, con Lactobacillus Rhamnosus GG o Bifidobacterium Infantis, aunque las evidencias científicas son significativas en el tratamiento de la diarrea. En el caso de estreñimiento infantil, la evidencia con probióticos es heterogénea, y no hay suficiente evidencia científica como para afirmar que los probióticos pueden ser usados como tratamiento de primera línea. Sin embargo, hay cepas con estudios en desarrollo que demuestran una pequeña mejora en la frecuencia de deposiciones, como Lactobacillus reuteri DSM 17938 [5].
En conclusión, los beneficios de la toma de probióticos están contrastados como productos de primera línea en el tratamiento de patologías del sistema digestivo de los más pequeños como diarreas asociadas a antibióticos y cólicos del lactante, mientras que pueden ser utilizados como adyuvantes para mejorar la salud a nivel gastrointestinal.
La estrategia holística para un intestino saludable
La toma de probióticos puede ser una solución beneficiosa para mejorar problemas digestivos del niño, pero no debe ser la única, ya que una buena alimentación junto a una correcta hidratación son pilares fundamentales para mejorar de manera global el buen funcionamiento del sistema digestivo infantil. La estrategia para mantener un intestino saludable consiste en la toma de probióticos, una alimentación diversa y abundante en fibra y una correcta hidratación diaria:
- Probióticos: los probióticos, aquellos microorganismos vivos tomados en cantidades adecuadas para mantener un equilibrio de la flora intestinal, aportan numerosos beneficios para el organismo que varían en función de la especie y la cepa utilizada. Entre sus beneficios a nivel del sistema digestivo destaca la mejora de la absorción de nutrientes en el tracto intestinal, su uso para el tratamiento de diarreas de distinto origen, alivio de la alergia intestinal y el refuerzo de la salud digestiva. Hay probióticos para los más pequeños en diferentes formas farmacéuticas, como gotas, polvo o incluso agua, favoreciendo así la adherencia al tratamiento. Estudios clínicos apoyan el uso de probióticos en niños, con cepas destacadas como Lactobacillus rhamnosus GG o Bifidobacterium lactis.
- Fibra: la alimentación de los más pequeños es importante para que su microbiota intestinal se desarrolle correctamente. La fibra es la parte de los alimentos vegetales que no se digiere ni absorbe, pero que mejora el tránsito intestinal y la microbiota. La fibra alimentaria se divide en fibra soluble y fibra insoluble, con la diferencia de que una se disuelve en agua y otra no. La fibra dietética soluble actúa por dos vías para la mejora del estreñimiento en niños: por un lado, aumenta la capacidad de retención de agua de las heces y, además, estimula el crecimiento de las bifidobacterias probióticas, aumentando la media de deposiciones y disminuyendo su consistencia. La fibra insoluble aumenta el volumen de las heces, estimulando el movimiento intestinal, lo que ayuda a prevenir el estreñimiento. Es importante combinar ambos tipos de fibra para que los niños mejoren su tránsito intestinal y así evitar problemas asociados a un desequilibrio, como diarreas y estreñimiento. Alimentos ricos en fibra son las legumbres (lentejas, garbanzos), las frutas (pera, plátano, kiwi) y los vegetales (brócoli, la zanahoria o el calabacín), entre otros.
- Hidratación: junto a una correcta alimentación, la hidratación es otro de los pilares clave en el buen funcionamiento del sistema digestivo de los más pequeños. Una buena ingesta de líquidos ayuda a que la fibra cumpla su función, aumentando el volumen y la suavidad de las heces. En bebés y en niños pequeños, la falta de hidratación puede agravar los episodios de estreñimiento, ya que las heces se vuelven más duras y secas, dificultando su expulsión. Hay que prestar atención a que el niño beba suficiente agua durante el día, sobre todo cuando ya comen alimentos sólidos o toman fórmulas infantiles.

Cómo elegir el probiótico adecuado para tu hijo en la Oficina de farmacia
La categoría de probióticos en la Oficina de farmacia es amplia, relevante y en crecimiento, con diferentes laboratorios que ofrecen diversos productos en distintas formas farmacéuticas para cubrir las necesidades del usuario. En la Oficina de farmacia puedes encontrar probióticos de calidad, con cepas específicas en dosis adecuadas y con evidencia clínica contrastada, que ayudan a mejorar diferentes patologías, no sólo digestivas, también relacionadas con otras áreas de la salud, como la piel, las defensas o la salud íntima.
Existen fórmulas adecuadas a la edad del niño, en formas farmacéuticas de fácil administración, lo que favorece la adherencia al tratamiento. Para elegir el probiótico adecuado, desde Farmagranada te recomendamos usar productos destinados para niños, ya que están formulados en concentraciones adecuadas, con cepas respaldadas con estudios clínicos y son fáciles de tomar. Puedes preguntar a tu farmacéutico para que te asesore a la hora de elegir el probiótico adecuado para tu hijo entre las distintas opciones disponibles en el mercado.
[1] Pinto Sanchez, M. I., & Bercik, P. (2011). Epidemiology and burden of chronic constipation. Canadian Journal of Gastroenterology and Hepatology, 25, 11B-15B.
[2] Ortega Páez, E., & Barroso Espadero, D. (2013). Estreñimiento. Pediatría Atención Primaria, 15, 61-70.
[3] Almiñana, N. P., Schneider, S., & de Villasante, G. C. (2021). Diagnóstico diferencial y tratamiento del estreñimiento. Protocolos diagnósticos y terapéuticos en Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica.
[4] Hill C, Guarner F, Reid G, Gibson GR, et al. Expert consensus document: The international scientific association for probiotics and prebiotics consensus statement on the scope and appropriate use of the term probiotic. Nat Rev Gastroenterol Hepatol. 2014; 11(8):506-14.
[5] Coccorullo, P., Strisciuglio, C., Martinelli, M., Miele, E., Greco, L., & Staiano, A. (2010). Lactobacillus reuteri (DSM 17938) in infants with functional chronic constipation: a double-blind, randomized, placebo-controlled study. The Journal of pediatrics, 157(4), 598-602.