
Aquella Nochebuena, el director de marketing cerró el portátil con la misma sensación de los últimos años. Un lanzamiento terapéutico sólido, datos impecables y, aun así, miradas cansadas en los comités, mensajes diluidos en la red comercial y silencio en los canales digitales. Como Scrooge frente a su chimenea, creyó que la ciencia hablaba por sí sola. El fantasma de la Navidad pasada pensaba distinto.
La primera visita le mostró una escena conocida. Una reunión con KOLs de hace dos inviernos, diapositivas llenas de texto, referencias interminables y HCPs que asentían sin comprender. El reto fue la sobrecarga cognitiva. Cuando todo es importante, nada se recuerda.
El segundo recuerdo dolió más. Un lanzamiento navideño anterior, impecable desde el punto de vista regulatorio, pero incapaz de generar conversación. El fantasma le enseñó gráficos planos compartidos sin contexto en redes sociales. El resultado fue la invisibilidad.
El tercer viaje fue el más incómodo. Un equipo de ventas pidiendo ayuda para explicar el MoA en cinco minutos. El reto fue la falta de alineación entre equipos. Cuando cada uno interpreta el mensaje a su manera, la marca pierde coherencia.
Al despertar, el director entendió que no había fallado el producto, sino la forma de contarlo. La corrección llegó con un cambio sencillo y profundo. Sustituir párrafos por vídeos que explican el MoA como una historia. Transformar datos complejos en ilustraciones que atraen la mirada. Crear presentaciones visuales que ahorran tiempo a medical affairs, ventas y marketing.
Esa Navidad, el director no recibió un fantasma más. Recibió algo mejor. Un lanzamiento que por fin fue entendido. Y la certeza de que cuando la ciencia se ve, el mensaje llega más lejos.
El equipo de 3DforScience os deseamos Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo.
