El control de la dermatitis atópica (DA) es, en la mayoría de los casos, un reto para los profesionales de la salud. Por ello, es necesario alinear las perspectivas del médico de atención primaria, el pediatra y el dermatólogo con las del farmacéutico, por estrecho contacto con el paciente, especialmente en esta época del año. Además, la colaboración entre especialidades podría ser un factor clave para mejorar la calidad de vida de los pacientes y contribuir a la sostenibilidad del sistema sanitario.

En plena temporada de invierno, las bajas temperaturas reducen la hidratación de la piel y disminuyen la producción de sebo, haciéndola más vulnerable a la sequedad y la irritación. Esto repercute particularmente en las personas con dermatitis atópica (DA), una enfermedad inflamatoria crónica de la piel que afecta a aproximadamente 1,5 millones de personas en España, con especial prevalencia en la población infantil. De hecho, estudios en varios países han encontrado una mayor incidencia de DA en niños nacidos en las estaciones más frías, como el otoño y el invierno. En estos periodos, se observa un aumento en los brotes de la enfermedad y, en consecuencia, las visitas ambulatorias.
Si bien los cuidados básicos, como duchas cortas y tibias, control de la temperatura y humedad ambiental, uso de emolientes y ropa adecuada, entre otros, son esenciales para controlar la DA durante el invierno, es fundamental recordar que requiere una atención médica personalizada. Además del dermatólogo, el pediatra y el médico de atención primaria, otros profesionales de la salud, como los farmacéuticos, pueden formar parte del equipo multidisciplinar que atienda al paciente, siendo así una pieza clave para lograr un mejor control de la enfermedad y mejorar el bienestar de los pacientes.
Farmacia comunitaria: el primer paso para muchos pacientes
Para las consultas de afecciones dermatológicas, es muy común que los pacientes acudan a la farmacia comunitaria como recurso previo a las consultas de pediatría y atención primaria. Por este motivo, la farmacia se convierte en un lugar idóneo para la educación del paciente sobre la enfermedad y su manejo para mejorar la calidad de vida, independientemente de si es necesaria la derivación a un especialista. En el caso de la DA, la prevalencia e incidencia de la patología aumenta año tras año. Sin embargo, el abordaje de la enfermedad desde la farmacia comunitaria, así como los criterios de derivación al dermatólogo, no se han investigado a fondo.
En el año 2009, el grupo de Dermatología de la Sociedad Española de Farmacia Comunitaria (SEFAC), junto con un grupo de especialistas del Servicio de Dermatología del Hospital del Mar (Barcelona) y el patrocinio de LETI Pharma, plantearon la elaboración de un procedimiento de actuación para que el farmacéutico pudiera abordar las consultas que recibía sobre DA y acordar con los médicos implicados unos criterios consensuados de derivación. Este estudio, denominado Dermatitis Atópica en Farmacia Comunitaria (DAFAC), contó con la participación de 259 farmacéuticos de 15 comunidades autónomas, que registraron un total de 688 intervenciones en consultas por lesiones dermatológicas sospechosas de DA. Según los autores, cuando el paciente ha sido diagnosticado previamente y la extensión de las lesiones afecta a una superficie considerable, se llevaría a cabo la derivación al dermatólogo. Del mismo modo, si el paciente ya tiene un tratamiento pautado para la DA y no mejora su sintomatología a los 7 días, también sería necesaria su derivación.

Protocolo de actuación del estudio DAFAC. Figura adaptada de Moreno P, 2014. DA: dermatitis atópica.
Adicionalmente, los resultados mostraron que solo un 25% de los pacientes utilizaba productos adecuados de higiene y emoliencia. Otro dato destacado del estudio fue que en el 70% de las consultas en farmacias no existían criterios de derivación al dermatólogo y, por tanto, habían sido consultas resueltas por el profesional farmacéutico, por lo que el rol de detección y recomendación farmacéutica es muy importante. En este sentido, la SEFAC elaboró un documento que responde a una serie de preguntas clave para los pacientes y recoge las recomendaciones principales sobre el cuidado diario y el manejo de la DA.
Otro estudio realizado por la Universidad Complutense de Madrid en el que participaron 50 pacientes con DA demostró que el 79,17% de los casos graves y el 92,30% de los casos moderados redujeron significativamente su sintomatología tras la atención farmacéutica, y más concretamente con el seguimiento farmacoterapéutico.
Los resultados de estos estudios evidencian que el farmacéutico comunitario podría ser la figura que identifique ciertos signos de la DA y conecte a los pacientes con los dermatólogos. Además, al ser medidas de atención farmacéutica sencillas de implementar y no implicar coste económico, revertirán en ahorro de recursos para el Sistema Nacional de Salud y contribuirán a prevenir las complicaciones asociadas a la enfermedad.
Más allá de la dispensación en farmacia hospitalaria
En el caso de la farmacia hospitalaria, un documento de consenso en el que participaron 42 profesionales de 13 comunidades autónomas puso de manifiesto que resulta esencial crear equipos multidisciplinares donde se incluya a esta especialidad, ya que los farmacéuticos hospitalarios no se encargan únicamente de dispensar la medicación, sino también de desarrollar protocolos de tratamiento y supervisar su eficacia y seguridad. Adicionalmente, este estudio mostró un amplio consenso sobre la utilización de escalas que tengan en cuenta la calidad de vida de los pacientes, así como indicadores de experiencia del paciente con la atención recibida. En este contexto, el uso de los PROM (medidas de resultados reportados por el paciente, por sus siglas en inglés) y de los PREM (medidas de experiencia reportadas por el paciente, por sus siglas en inglés) se está extendiendo cada vez más. Los PROM ayudan a valorar adecuadamente la gravedad y el impacto de los síntomas, los aspectos psicológicos y el estigma que conlleva una afección cutánea visible, mientras que los PREM pretenden evaluar la calidad de los procesos asistenciales percibidos por los pacientes, recogiendo la experiencia de la atención, los tratamientos y el apoyo recibidos. Esta nueva manera de evaluar el efecto de un tratamiento, o una intervención asistencial, según la percepción del paciente, y más concretamente en vida real, forma parte de la evolución hacia una atención sanitaria basada en valor, la cual está enfocada en conseguir los mejores resultados en salud con el menor coste, es decir, siendo eficientes. Sin embargo, la saturación de las consultas médicas dificulta que los profesionales dispongan del tiempo necesario para explicar en detalle en qué consiste la DA y cuál es su manejo. En consecuencia, el farmacéutico se convierte en un referente accesible para los pacientes y constituye una figura clave en tres aspectos fundamentales que se mencionan en la guía de práctica farmacéutica en DA de la Sociedad Española de farmacia hospitalaria (SEFH): promoción de la adherencia, información y resolución de dudas, y proporción de recursos web y aplicaciones.
Promoción de la adherencia
En un modelo de medicina basada en el valor, resulta importante medir la satisfacción de los pacientes con el tratamiento, lo cual sirve como predictor del cumplimiento terapéutico. Teniendo esto en cuenta, es necesario que la figura del farmacéutico promueva la adherencia terapéutica para conseguir un buen control de la enfermedad y, en caso de no cumplimiento, conocer los motivos. Para ello, es necesario informar, motivar y concienciar a los pacientes de las consecuencias de la falta de adherencia, ofreciendo instrumentos para recordar la toma o la administración de la medicación (por ej., aplicaciones móviles, alarmas, o calendarios). También es importante adecuar los regímenes y las posologías a las rutinas del paciente y hacerle partícipe a la hora de decidir qué opción terapéutica es la más adecuada para su situación.
En este sentido, LETI Pharma publicó un estudio en el que se observó cómo la adherencia al tratamiento con emolientes permite una reducción de los síntomas de la DA como el picor o enrojecimiento, una mejoría en la calidad de vida y una disminución de los brotes del 92%, volviéndose más espaciados en el tiempo y menos intensos. Los mejores resultados de adherencia se registraron en la población infantil, mientras que en adolescentes y adultos se observó un empeoramiento, probablemente debido al descenso progresivo del control parental del tratamiento. En la franja de los 12 a los 17 años se experimentó un 19% de abandono, y en adultos, un 15%.
Información y resolución de dudas
El paciente debe conocer la enfermedad para poder llevar a cabo un adecuado abordaje del tratamiento, así como de sus comorbilidades. Además de informar acerca del tratamiento, el farmacéutico debe aprovechar el seguimiento del paciente para fomentar estilos de vida saludables. Uno de los consejos más importantes que puede comunicar el farmacéutico para el manejo de la DA incluye el cuidado de la piel seca con jabones suaves, sin perfumes y pH ligeramente ácido, junto con el uso habitual de emolientes que mejoran la barrera cutánea, reducen el prurito y minimizan la exposición a alérgenos. Además, es crucial abordar el estrés psíquico, ya que la enfermedad impacta significativamente en la calidad de vida y está relacionada con ansiedad, depresión y, en casos graves, tendencia suicida. Por último, es fundamental evitar irritantes (determinados jabones y detergentes), así como mantener a raya las infecciones y estar alerta de los cambios estacionales, que son desencadenantes frecuentes de los brotes.

Lista de factores agravantes y consejos para los pacientes con dermatitis atópica. Guía de práctica farmacéutica en dermatitis atópica (2023).
Recursos web y aplicaciones
Es fundamental que los pacientes tengan acceso a información contrastada que sea complementaria a la que han obtenido en la consulta de dermatología y farmacia. Para ello, es importante promover el vínculo con asociaciones de pacientes como ADEA (Asociación de Familiares y Pacientes de Dermatitis Atópica) y AADA (Asociación de Afectados por la Dermatitis Atópica).
Por otro lado, varios meta-análisis han puesto de manifiesto la utilidad de las aplicaciones mHealth y de telemonitorización en la mejora de la calidad de vida, así como en el manejo de la enfermedad. Del mismo modo, los programas de concienciación y educacionales, tanto en la población adulta como pediátrica, pueden emplearse como herramientas para reducir las barreras de acceso a la formación del paciente. En este contexto, algunos laboratorios ponen a disposición de los pacientes plataformas informativas sobre la DA y otras afecciones, como Dermipedia. Esta web ofrece contenido accesible y claro sobre la patología, aborda las principales dudas y preocupaciones, y proporciona pautas para el cuidado diario, además de consejos orientados a promover un estilo de vida saludable.
En definitiva, los farmacéuticos están en una posición privilegiada para actuar como agentes clave en la detección, educación y seguimiento de los pacientes con DA. Los estudios y consensos recientes destacan el impacto positivo que puede lograrse al fortalecer la colaboración multidisciplinar, fomentar la adherencia terapéutica y utilizar indicadores de experiencia, así como recursos digitales innovadores. Este enfoque no solo juega a favor del bienestar de los pacientes, sino que también optimiza el uso de los recursos del sistema sanitario, reforzando la importancia del farmacéutico en el manejo de esta enfermedad.
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