La farmacia comunitaria ha evolucionado hacia un modelo más asistencial, integrando pruebas diagnósticas rápidas (POCT) y servicios de monitorización para mejorar la detección precoz de patologías. Este artículo analiza el impacto de estos servicios, la regulación vigente en España y los programas autonómicos en marcha, destacando su papel en la accesibilidad sanitaria y la descongestión del sistema público. También se exploran los retos normativos y operativos que aún deben resolverse para consolidar su implantación a nivel nacional.

Desde la pandemia de la COVID-19, la oficina de farmacia ha reforzado su papel como espacio clínico cercano y accesible, asumiendo cada vez más funciones asistenciales en respuesta a la saturación de la atención primaria. Además de la labor tradicional de dispensación, el farmacéutico ha destacado en el cribado y detección precoz de enfermedades, respondiendo así a una creciente demanda social de servicios sanitarios ágiles y cercanos al paciente.
En este contexto, la incorporación de dispositivos de diagnóstico rápido o “Point-of-Care Testing (POCT)” y servicios de monitorización en la farmacia comunitaria se perfila como una solución eficaz para facilitar la detección temprana, el seguimiento personalizado y la educación sanitaria de la población. A lo largo de este documento se analizará el marco normativo español vigente en 2025, el equipamiento disponible y los protocolos de actuación que permiten integrar de forma efectiva estas pruebas en la práctica diaria del farmacéutico.
Tipos de test rápidos y monitorización en farmacia
La incorporación de pruebas de diagnóstico rápido y monitorización de parámetros de salud en la farmacia comunitaria responde a la creciente demanda social de accesibilidad sanitaria y a la necesidad de descongestionar el sistema público. Mediante el uso de dispositivos portátiles, el farmacéutico puede detectar de forma precoz determinadas patologías e intervenir sobre factores de riesgo, aportando un valor asistencial que complementa la labor de médicos y enfermeros.
A lo largo de los últimos años, la ampliación de la cartera de servicios en la farmacia ha favorecido la adopción de test rápidos para infecciones respiratorias, cribado de enfermedades crónicas, control de la anticoagulación o detección de infecciones de transmisión sexual. En cada caso, la metodología, la formación necesaria y la inversión en equipamiento varían, pero el objetivo común es ofrecer al paciente una atención inmediata, fiable y cercana.
1) Infecciones respiratorias: más allá de la COVID-19
Las infecciones respiratorias agudas son una de las causas más frecuentes de consulta en atención primaria, especialmente durante los meses fríos. La COVID-19 ha marcado un antes y un después en la forma de abordar estas patologías, generando un interés creciente por los test rápidos que faciliten la diferenciación entre distintos virus (gripe, VRS, SARS-CoV-2) y, en algunos casos, de infecciones bacterianas como las producidas por estreptococo A.
En la actualidad, existe una amplia gama de dispositivos que permiten detectar COVID-19, gripe, VRS o faringitis estreptocócica a partir de una muestra nasofaríngea. El proceso consiste en la recogida de la muestra con un hisopo, su mezcla con un reactivo y la lectura del resultado en una ventana de control a los pocos minutos.
- Ventajas: Rapidez en la obtención de resultados, minimiza incertidumbres y facilita la derivación apropiada (p. ej., aislamiento o prescripción de antivirales). Contribuye a un uso racional de antibióticos, evitando tratamientos innecesarios en faringitis víricas.
- Inconvenientes: Coste de mantener varios modelos en stock; precisión inferior a técnicas de laboratorio (PCR), especialmente en fases tempranas de la infección, es preciso un protocolo de derivación al médico.
2) Cribado de patologías crónicas: una oportunidad para la prevención
La prevalencia de enfermedades crónicas como la diabetes y la dislipemia sigue en aumento. Muchas personas desconocen su situación de riesgo o viven con cifras elevadas de azúcar o colesterol sin diagnosticar. La detección temprana de estos factores de riesgo es esencial para evitar complicaciones de gran impacto sanitario.
Para la medición de glucemia capilar, la mayoría de las farmacias disponen de glucómetros que necesitan únicamente una pequeña gota de sangre obtenida mediante punción digital. En el caso de la HbA1c, se usan analizadores portátiles con cartuchos específicos; el resultado se obtiene en unos minutos e indica el promedio de glucosa de los últimos tres meses.
- Ventajas: Identifica de forma inmediata prediabetes o diabetes no diagnosticada; también permite realizar un seguimiento cercano de los pacientes.
- Inconvenientes: Los consumibles (tiras, cartuchos) pueden elevar el coste; se requiere una adecuada calibración y formación del equipo para una interpretación fiable.
Los dispositivos para medir el perfil lipídico (ej. CardioChek®, Cholestech LDX®) funcionan de manera similar: se deposita una gota de sangre capilar en una tira o cartucho y, en pocos minutos, se obtiene el valor de colesterol total, HDL, LDL y triglicéridos.
- Ventajas: Valora de forma global el riesgo cardiovascular; permite aconsejar cambios dietéticos y de estilo de vida.
- Inconvenientes: Requiere que el paciente esté preferiblemente en ayunas para mayor exactitud; la inversión inicial en el equipo puede ser significativa.
3) Control anticoagulante: monitorización de INR
Los pacientes en tratamiento con anticoagulantes orales (como acenocumarol o warfarina) necesitan controles periódicos de su INR para evitar riesgos de sangrado o trombosis. Tradicionalmente, estos controles se realizaban en centros de salud u hospitales, generando desplazamientos frecuentes.
En la farmacia, la monitorización se efectúa con coagulómetros de bolsillo (CoaguChek®, INRatio®, etc.). El profesional realiza una pequeña punción en el dedo y, mediante una tira reactiva, el dispositivo calcula el INR en menos de un minuto.
- Ventajas: Ahorra tiempo y desplazamientos al paciente, mejorando su adherencia y calidad de vida; el farmacéutico puede alertar de posibles desajustes.
-Inconvenientes: Implica mayor responsabilidad clínica (protocolos claros de derivación al médico); el coste de las tiras y la formación especializada pueden suponer una barrera de entrada.
4) Prevención y cribado de Infecciones de Transmisión Sexual (ITS)
Las ITS siguen representando un reto de salud pública. La detección precoz de VIH, sífilis o hepatitis C es fundamental para iniciar tratamientos tempranos y evitar la propagación de la infección. Sin embargo, el estigma y la falta de accesibilidad pueden retrasar el diagnóstico.
Existen kits de inmunocromatografía que, a partir de una gota de sangre capilar, ofrecen un resultado en torno a 10-20 minutos. El farmacéutico, tras recibir la formación adecuada, informa al paciente sobre el resultado y, en caso de positividad, lo deriva a una unidad especializada.
- Ventajas: Alto grado de confidencialidad, entorno cercano y accesible; reduce el miedo y las barreras de acudir a un centro oficial.
- Inconvenientes: Implementación desigual según la comunidad autónoma; es preciso un manejo muy cuidadoso de la comunicación de resultados y posibles falsos positivos/negativos.
5) Marcadores emergentes: PCR, PCT y otras perspectivas de futuro
La lucha contra la resistencia antimicrobiana ha impulsado la búsqueda de pruebas rápidas que ayuden a diferenciar infecciones bacterianas de virales. Marcadores como la proteína C reactiva (PCR) o la procalcitonina (PCT) pueden orientar la decisión de iniciar o no un tratamiento antibiótico.
Actualmente, algunos fabricantes han lanzado analizadores portátiles que, mediante un cartucho específico, permiten medir PCR o PCT con sangre capilar. Todavía en fase piloto en muchas farmacias, su expansión es previsible en los próximos años, ya que ofrecen un criterio objetivo para un uso más racional del antibiótico.
- Ventajas: Resultados casi inmediatos; gran relevancia en diagnósticos diferenciales que previenen la sobreprescripción.
- Inconvenientes: Coste más elevado que otras pruebas de rutina; menor difusión y experiencia clínica en el entorno de la oficina de farmacia.
Marco legislativo vigente
A escala nacional, la Ley de Garantías y Uso Racional de los Medicamentos y Productos Sanitarios (RDL 1/2015) y el Real Decreto 1662/2000, relativo a productos sanitarios para diagnóstico in vitro, sirven como base legal para el empleo de pruebas diagnósticas rápidas en la oficina de farmacia. A partir de esta normativa, cada comunidad autónoma ha establecido convenios y protocolos propios en colaboración con los Colegios Oficiales de Farmacéuticos, lo que explica la variabilidad en el grado de implantación y los resultados publicados. A continuación, se detallan las comunidades más activas y, dentro de cada una, sus programas, los dispositivos empleados y los resultados disponibles.
Proyectos activos
Cataluña
El cribado rápido de VIH en farmacias, implantado inicialmente en 2009 a modo de programa piloto, utiliza test de anticuerpos mediante inmunocromatografía en sangre capilar. Algunas marcas habituales son Sure Check® o Autotest VIH. El farmacéutico, tras una formación específica, realiza la prueba en la propia oficina y deriva al paciente a las unidades especializadas si el resultado es positivo. Según datos de la Agència de Salut Pública de Catalunya, la implementación de este servicio ha permitido reducir la tasa de diagnósticos tardíos, con un incremento del diagnóstico precoz estimado en torno al 20% en el periodo 2015-2022.
Desde 2017, se desarrolla un programa de control de INR para pacientes anticoagulados, respaldado por convenios con el Servicio Catalán de Salud. En este caso, se emplean coagulómetros portátiles (por ejemplo, CoaguChek® XS), que mediante una punción digital ofrecen el valor de INR en pocos minutos. Los datos obtenidos se comunican al médico para reajustar la dosis si es necesario. Los resultados publicados en informes internos de la Conselleria de Salut indican un alto grado de satisfacción de los pacientes, así como una disminución de visitas a centros de salud y hospitales.
Por otra parte, el cribado de cáncer de colon se implementa desde 2012, donde la farmacia participa en la entrega y recogida de kits de sangre oculta en heces (FOBT/TIS) (ej., OC-Sensor®). Aunque el análisis se realiza en laboratorio, el rol de la oficina de farmacia ha aumentado la tasa de participación de la población diana en un 10-15% respecto a los canales tradicionales, según registros publicados por el Departament de Salut.
Andalucía
En 2020, el Servicio Andaluz de Salud puso en marcha proyectos de cribado de riesgo cardiovascular que habilitan a la farmacia para la medición de glucemia, hemoglobina glicosilada y perfil lipídico. Los dispositivos POCT empleados con mayor frecuencia incluyen Cholestech LDX® y CardioChek®, que permiten obtener en pocos minutos valores de colesterol total, HDL, LDL, triglicéridos y HbA1c. Ante resultados anómalos, el farmacéutico deriva al paciente al médico de atención primaria. Informes preliminares difundidos en jornadas profesionales (2022) apuntan a un incremento significativo en la detección temprana de dislipemias y diabetes, con un aumento del 25% en el número de diagnósticos precoces en la fase piloto.
País Vasco
Desde 2010, se han desarrollado proyectos de cribado de VIH y sífilis con test rápidos en sangre capilar, para los que se suelen emplear kits como Alere Determine™ o BIOPAD® (dependiendo de la convocatoria de licitación). Las farmacias vascas involucradas en el programa reciben formación para la toma de muestra y la comunicación del resultado, derivando a la persona a las unidades de ITS en caso de positividad. Según datos publicados por el Departamento de Salud del Gobierno Vasco, estos cribados han logrado identificar precozmente un número relevante de infecciones que de otro modo habrían permanecido ocultas, contribuyendo a reducir la brecha diagnóstica.
El País Vasco también promueve la detección precoz de cáncer de colon mediante la entrega en farmacia de kits de sangre oculta en heces, tales como OC-Auto®. Los pacientes entregan la muestra en la propia farmacia, que la remite para su análisis a laboratorios designados.
Otras comunidades
En regiones como Madrid, Comunidad Valenciana, Aragón o Galicia, se han establecido convenios más puntuales o proyectos piloto. Algunos ensayan la detección de faringitis estreptocócica con test de antígeno rápido (por ejemplo, Quidel Strep A), mientras que otros abordan el control de INR en un número limitado de farmacias con coagulómetros portátiles o el cribado de hepatitis C mediante test de anticuerpos (p. ej., OraQuick® o SD BIOLINE HCV). Aunque muchas de estas iniciativas aún no han publicado resultados definitivos, sí se han difundido datos preliminares en congresos autonómicos, sugiriendo una tendencia positiva en la detección precoz y en la descongestión de consultas médicas.
En conjunto, este panorama refleja la diversidad de programas en marcha, la amplitud de dispositivos POCT empleados y el impacto tangible que la oficina de farmacia puede ejercer en la salud pública. A la espera de una mayor homogeneización normativa y de la consolidación de más estudios multicéntricos, las experiencias autonómicas ponen de manifiesto el potencial asistencial que ofrece la farmacia comunitaria a través de la incorporación de test rápidos y servicios de monitorización.
Conclusiones
La expansión de las pruebas diagnósticas rápidas (POCT) y la monitorización en la oficina de farmacia demuestra la capacidad de la farmacia comunitaria para convertirse en un agente clave dentro de la red sanitaria. Los datos preliminares de distintos programas autonómicos muestran el impacto favorable de estas iniciativas en la identificación precoz de enfermedades crónicas (diabetes, dislipemias) y en la detección temprana de patologías infecciosas (VIH, hepatitis C, infecciones respiratorias), traduciéndose en mayor eficiencia diagnóstica y alivio de la atención primaria.
Entre los principales beneficios destacan la accesibilidad (sin necesidad de cita previa), la rapidez en la intervención y la integración con el consejo farmacéutico, optimizando así los recursos públicos y derivando a los pacientes que realmente lo precisan.
No obstante, persisten retos que dificultan una implantación homogénea a nivel nacional. La heterogeneidad normativa entre comunidades autónomas dificulta la estandarización de protocolos, la formación y acreditación del personal requiere un esfuerzo organizativo y económico, y la delimitación de competencias con otros profesionales sanitarios exige acuerdos claros para evitar solapamientos. Además, será fundamental promover la interoperabilidad de los datos clínicos y la protección de la privacidad del paciente.
En conjunto, las experiencias autonómicas avalan el enorme potencial de la farmacia comunitaria para mejorar la cobertura diagnóstica y contribuir a la salud pública de manera ágil y cercana. Para consolidar y ampliar esta tendencia, se precisan marcos legales más uniformes, una colaboración multidisciplinar estable y sistemas de registro compartido, garantizando así que los beneficios obtenidos se extiendan de forma equitativa a la totalidad de la población. La legislación española en 2025 ya ofrece un entorno propicio para la expansión de estas pruebas de cribado y monitorización; es de esperar que, mediante convenios específicos y protocolos definidos, la cartera de servicios de la farmacia continúe creciendo, reforzando así su rol asistencial y contribuyendo de forma determinante a la mejora de la salud comunitaria.