Lo sabemos, encontrar tiempo para uno mismo es más fácil decirlo que hacerlo. Y siempre tenemos una excusa para ese ataque de pereza que nos llega cuando tomamos la decisión de cuidar de nosotros. Pero mejorar tu bienestar es esencial para llevar una vida más sana y feliz. Desde ayudar a reducir el estrés y mejorar el sueño hasta mejorar la salud mental y física, los beneficios de permitirse un poco (léase mucho) de cuidado personal son infinitos.

Con esto en mente, en seguida, comparto consejos sobre cómo mejorar nuestro bienestar general. Así que siéntate, relájate y disfruta de nuestra guía definitiva del bienestar. 

¿Qué es el wellness y porque es tan importante para nosotros?
El bienestar es la piedra angular de la calidad de vida. Determina cómo nos vemos, sentimos y socializamos. Del mismo modo, tu bienestar es el desarrollo consciente de todo tu ser; el acto de practicar hábitos saludables cada día para mejorar tanto tu salud física como mental. Al embarcarte en tu viaje hacia el bienestar, el objetivo es buscar las herramientas y rutinas adecuadas que te hagan más feliz, al tiempo que sigues desarrollando tu mejor versión de ti mismo. 

Darle a tu bienestar el cuidado que se merece es un componente clave para sentirte feliz y llevar un estilo de vida saludable. Te ayuda a sentir y expresar tus emociones, por no mencionar que te da la confianza y la autoestima necesarias para tener una buena relación contigo mismo y con los demás.

El autocuidado nos permite:

- Mejorar nuestra salud física;
- Estimular nuestra autoestima;
- Mejorar nuestras relaciones sociales y laborales;
- Mejorar nuestra salud mental.

¿Cómo lograrlo?

Empezandos poco a poco, en cuatro sencillos pasos apenas:

- Priorizar nuestro sueño
- Priorizar nuestro cuerpo y su movimiento
- Priorizar nuestra piel
- Priorizar nuestra dieta: alimentar, digital y social.

Un sueño reparador, comer bien y sano, y tener cuidado con lo que consumimos, digital o analógicamente, elegir con quien estamos todos los días es fundamental para nuestro equilibrio como seres humanos.

Igualmente, los cuidados con nuestra piel hacen de un habito diario de higiene y cuidado, un momento de atención plena, o mindfullness, para con nosotros.

La referencia de una rutina sólida de cuidado de la piel solía ser sencilla. Lavarse la cara, aplicar protección solar, limpiar, tonificar e hidratar. El cuidado de la piel era superficial y de eso se trataba. Hoy en día, el panorama de la belleza es muy distinto: cada vez se difuminan más los límites entre belleza y bienestar, oscilando entre una rutina consciente de varios pasos y la adopción de la nueva frontera de la "espiritualidad de la piel". Sea cual sea tu posición en el espectro del bienestar, la rutina en la que antes confiabas con el único propósito de mejorar la piel ahora tiene un significado mucho mayor, y las afirmaciones de que reduce el cortisol, mejora la cognición y optimiza tu bienestar la hacen aún más atractiva.

Definitivamente estamos entrando en la era del cuidado emocional de la piel.

El cuidado de la piel ha ido evolucionando lentamente con el crecimiento de la economía del bienestar y adoptando muchos de sus marcadores para difuminar los límites entre belleza y salud.

Y si tenemos en cuenta que el mercado del bienestar, cuyo valor se estima en aproximadamente 1,1 billones de libras en todo el mundo, crecerá hasta un 10% de aquí a 2027, según el grupo de consultoría Mckinsey & Co., podríamos encontrar una fácil explicación al porqué.

La conexión piel-mente, un enfoque de 360 grados de la salud de la piel, o el término más científico "psicodermatología". En pocas palabras, lo tiene todo en cuenta, desde el sueño hasta los niveles de estrés e incluso las emociones. La conexión piel-mente es la relación e interacción entre el cerebro y la piel.

Es el impacto de cómo nos sentimos y cómo esto afecta a la piel, así como a la inversa; cómo las enfermedades de la piel como el eczema, la dermatitis y el acné afectan a la forma en que nos sentimos. Al ser el órgano más grande del cuerpo, la piel es como un espejo que refleja nuestra salud interior; nos da constantemente muchas pistas sobre lo que está pasando.

Una investigación publicada en el Journal of Clinical and Aesthetic Dermatology ha demostrado que las personas con afecciones cutáneas (acné, rosácea, eczema, etc.) son más propensas a sufrir depresión y ansiedad, lo que pone de relieve la interconexión de nuestro bienestar físico y emocional.

Es innegable la conexión entre piel y nuestro bienestar en general, pero ojo que no se puede embotellar en un suero un paseo por el jardín, o meter en un bote de hidratante un día pasado en la playa (debidamente protegido del sol, claro está), o aun una noche bien dormida, aunque muchos productos digan que sí.

Me complace que por fin estemos debatiendo un enfoque más completo para dar prioridad al sueño, reducir el estrés y cuidar nuestra salud intestinal, ya que estoy segura de que una vez optimizados estos aspectos, la mayoría de las personas notarán un beneficio en su piel. Para mí, estos cambios son la base de una salud cutánea sostenible.

Cuanto más se integra el bienestar en nuestra rutina diaria, mejor nos sentimos. Y eso se ve en nuestra piel. El propio acto de cuidar la piel puede ser una forma de autocuidado y atención plena. Dedicar tiempo a limpiar, hidratar y mimar la piel es una oportunidad para bajar el ritmo y disfrutar de un momento de relajación. Varios estudios han demostrado que las prácticas de autocuidado, como las rutinas de cuidado de la piel, pueden reducir los niveles de estrés y mejorar el estado de ánimo general. Al incorporar nuestros productos de cuidado de la piel a su ritual diario, no sólo cuida su piel, sino también su salud mental.

Lo que buscamos son soluciones integradas, ya que podemos tratar el síntoma añadiendo humedad o hidratación, pero también podemos integrar ingredientes neurocientíficos que han demostrado ayudar a calmar la piel directamente y también trabajar a nivel emocional para calmar la respuesta al estrés: mediante el masaje y el tacto, la respiración profunda y los aceites esenciales cambiamos la química del cerebro para ayudar a cambiar nuestro estado de ánimo.

Pero los beneficios del cuidado de la piel van más allá del ámbito del bienestar mental; también tienen un profundo impacto en la salud física. La piel es el órgano más grande del cuerpo y actúa como barrera protectora frente a las toxinas ambientales y los agentes patógenos. Un cuidado adecuado de la piel ayuda a mantener la integridad de esta barrera, impidiendo la entrada de sustancias nocivas y conservando los nutrientes esenciales. Al proteger y nutrir la piel, nuestros productos contribuyen a la función inmunitaria general y a la resistencia.

La psicología de la belleza también desempeña un papel importante en cómo nos percibimos a nosotros mismos y a los demás. Numerosos estudios han explorado el concepto de "sesgo del atractivo", que se refiere a la tendencia a atribuir cualidades positivas a las personas en función de su aspecto físico. Aunque este sesgo pueda parecer superficial, puede tener implicaciones en el mundo real para las interacciones sociales y la autoestima. Si invertimos en el cuidado de la piel y mejoramos nuestro aspecto físico, podemos aumentar nuestra confianza y seguridad en nosotros mismos, lo que nos llevará a un mayor éxito y realización en diversos aspectos de la vida.

De cara al futuro, el bienestar va a ocupar un lugar central en el cuidado de la piel.

¿Pero, al final, qué nos dice la piel? La piel es un buen indicador de la salud: si alguien está enfermo, suele notarse en su piel. La principal función del sudor es controlar la temperatura corporal. Las heridas crónicas tienen más probabilidades de curarse si se tratan con apósitos húmedos que secos. La exposición al sol, el tabaco y el envejecimiento son las principales causas de las arrugas. Igualmente, importante son muchas enfermedades subyacentes, algunas muy graves, que aparecen primero como problemas cutáneos: enfermedad autoinmune como lupus o diabetes (engrosamiento de la piel en placas o heridas persistentes), hiperpigmentación, demasiado stress cuando tenemos episodios de eczema, alergias, deficiencia en vitaminas, depresión, o incluso problemas cardiacos graves (arrugas en los brazos, por ejemplo).

Así, escúchala con atención y cuídala con mucho cariño ya que nos protege de los elementos nocivos del mundo exterior, como la humedad, el frío y los rayos solares, así como de los gérmenes y las sustancias tóxicas.

Invierte en tu piel ya que la llevas puesta todos los días. Y una piel sana demuestra el amor con el que te tratas. Cuídate.