¿Quieres saber cómo el control del estrés psicológico puede ayudar en el tratamiento de afecciones inflamatorias cutáneas como el acné, la dermatitis atópica o la psoriasis e incluso puede evitar la aparición de la enfermedad y revertirla? ¿Sabes que cuidando tu microbiota cuidas también de tu piel?
¡Todo va de microbiota!
De verdad que sí. Cuanto más la estudio, más me doy cuenta.
En nuestro cuerpo, tanto en el interior como en el exterior, abundan los microorganismos. Tanto es así que, aunque resulte difícil de creer, en nuestro organismo nacen, crecen, se reproducen y mueren muchas más bacterias que células.
Seguro que has oído hablar del eje intestino-cerebro y de la importancia de cuidar de uno y de otro para el bien de todo el organismo. Podemos percibir esa relación tan importante cada día, con el simple hecho de estar nervioso y sentir la necesidad repentina de ir al baño o cuando aparece acné en una época más dura emocionalmente. Esto son sencillas muestras de que en nuestro organismo todo está relacionado.
Estrés y piel
Puesto que la piel, en muchos casos, puede mostrar fácilmente lo que ocurre en nuestro interior, por supuesto saca a relucir estos estresores puntuales que nos afectan y alteran el sistema inmune. Este estrés, que puede ser debido a factores ambientales, psicológicos o fisiológicos, puede provocar cambios en la piel y desencadenar procesos inflamatorios.
En muchos casos, nuestra piel se ve afectada por el estrés. Por ejemplo, podemos observar como una herida tarda más tiempo de lo habitual en cicatrizar; el aumento de grasa en la piel del rostro lo que conlleva el desarrollo de un proceso de acné o, quizá, todo lo contario, falta de producción de sebo y, por tanto, problemas de sequedad extrema. También nos encontramos muchas veces con erupciones repentinas sin motivo aparente. Todas estas patologías cutáneas y muchas otras, están directamente relacionadas con la microbiota.
Algunas de las afecciones de la piel más conocidas y que guardan una estrecha relación con el estrés son el acné, la dermatitis atópica y la psoriasis. A medida que avanzan las investigaciones sobre el origen de estas patologías, se observa como el estrés de tipo psicológico puede empeorarlas e incluso desencadenarlas y es, a través de estos avances, donde se demuestra la importante relación entre los diferentes sistemas del organismo.
Todo en nuestro cuerpo está conectado
La relación existente entre el sistema nervioso, inmune y endocrino es evidente y, lo que también salta a la vista es la que existe entre las emociones y la piel.
Estudios realizados diez años atrás1, en 2013, ya citan la importancia de esta relación descrita treinta años antes y destacan la psiconeuroinmunología como la ciencia que estudia la interacción entre los procesos psicológicos y el sistema nervioso e inmune y destaca la importancia de la comunicación mente-piel, que se observa, a nivel clínico, en la participación de diferentes neuropéptidos, interleucinas y mensajeros del sistema inmune en diferentes afecciones patológicas de la piel. Estos resultados relacionan estresores emocionales, tanto agudos como crónicos, con patologías cutáneas como psoriasis, dermatitis atópica, alopecia, vitíligo o acné.
En otros estudios2,3 se muestra de nuevo la relación tan importante que hay, sin lugar a dudas, entre la aparición de enfermedades inflamatorias de la piel y el sistema inmune y neuroendocrino.
Si hablamos más concretamente de algunas de las enfermedades de la piel que tienen más relación con el estrés psicológico, vemos lo importante que es mantener nuestra microbiota estable. Este tipo de patologías inflamatorias de la piel tienen un severo impacto en la vida de los pacientes que la sufren y, por ello, la búsqueda de tratamientos que mejoren su calidad de vida está en auge.
Uno de los tratamientos más estudiado4,5 es el uso de bacterias beneficiosas, más conocidas como probióticos, que no solo actúan como preventivos del crecimiento de bacterias que provocan estas enfermedades, como Propionibacterium acnes en el caso del acné o Staphylococcus aureus en dermatitis atópica, sino que compiten con ellos inhibiendo su crecimiento y son beneficiosos durante el proceso inflamatorio de la enfermedad actuando como inmunomoduladores sobre las células epiteliales.
El acné: La microbiota cutánea no es la única afectada…
Tomemos el acné como ejemplo de una de estas afecciones inflamatorias de la piel para establecer la clara conexión entre la microbiota intestinal y cutánea y la variación del microbioma de la piel y mostrar que muchos resultados demuestran que la toma de probióticos orales tienen importante valor en la prevención, tratamiento y evolución de lo que conocemos como acné.
Esta afección de la piel se caracteriza por la producción excesiva de sebo, inflamación y proliferación en exceso de determinadas bacterias ya nombradas anteriormente. Y, como ya hemos dicho, el factor estrés no es de gran ayuda en estos casos por el efecto que supone a nivel intestinal afectando a las bacterias allí presentes. Es aquí donde se observa claramente el eje intestino-sistema inmune-piel.
Por esta relación establecida, los probióticos orales parecen ser una buena opción ya que se ha determinado que las personas con acné poseen una microbiota intestinal diferente, en la que se observa una disminución de Firmicutes y un aumento de Bacteroidetes, cuando el ratio estándar suele ser que la cantidad de Firmicutes sobrepase hasta en cinco veces al de Bacteroidetes. Además, estudios6 demuestran que la ingesta de determinadas cepas bacterianas del género Lactobacillus alivian los síntomas del acné al inhibir la producción de citoquinas antiinflamatorias.
Objetivo: ¡¡Piel sana!!
Y ahora llega la mejor parte. Saber qué podemos hacer día a día para que estas enfermedades, que afectan a un gran porcentaje de la población, “ataquen” de forma más benevolente y así reducir el impacto que tienen en la vida de la persona que las sufre o, directamente, evitar su aparición. Algunos cambios sencillos en cuanto al estilo de vida, pueden aportar grandes beneficios:
• Una alimentación saludable es esencial para cuidarse en todos los aspectos. Pero, si además introduces en tu dieta diaria determinados nutrientes, tu piel te lo agradecerá. Por ejemplo, el consumo de frutas y verduras te aporta gran cantidad de antioxidantes; El pescado azul, como el salmón y las sardinas, tienen gran cantidad de Omega 3; La vitamina C contenida en fresas y kiwi, ayudará a la firmeza y elasticidad de tu piel; Los alimentos ricos en Zinc ayudan en la producción de colágeno y reducen la inflamación; y, ¡No te olvides de beber agua!
• Descansar bien y suficiente es un pilar básico. Para ello, es de gran importancia crear una rutina de sueño y evitar excitantes que lo entorpezcan y tengan un efecto negativo en tu piel.
• El ejercicio es beneficioso, sin duda alguna, para ayudar a reducir el estrés psicológico, mejorar tu salud cardiovascular y también la salud de tu piel. ¡Ten en cuenta que el hacerlo al aire libre multiplicará los beneficios!
• Está demostrado que sólo unos minutos al día de meditación y respiración profunda te ayuda a mantener a raya el estrés y la ansiedad que tan presentes están en nuestras vidas hoy en día. Será de gran ayuda para tu salud mental y física.
Recuerda que tener una mente sana te permitirá tener una piel sana. Si tu piel no está como debería, será un síntoma que podría ayudarte a identificar por qué no lo está y poder indagar y descubrir el problema de base.
Referencias
1 Lugović-Mihić L, Ljubesić L, Mihić J, Vuković-Cvetković V, Troskot N, Situm M. Psychoneuroimmunologic aspects of skin diseases. Acta Clin Croat. 2013 Sep;52(3):337-45. PMID: 24558766.
2 Buske-Kirschbaum A, Hellhammer DH. Endocrine and immune responses to stress in chronic inflammatory skin disorders. Ann N Y Acad Sci. 2003 May;992:231-40. doi: 10.1111/j.1749-6632.2003.tb03153.x. PMID: 12794062.
3 Lin TK, Zhong L, Santiago JL. Association between Stress and the HPA Axis in the Atopic Dermatitis. Int J Mol Sci. 2017 Oct 12;18(10):2131. doi: 10.3390/ijms18102131. PMID: 29023418; PMCID: PMC5666813.
4 Mottin VHM, Suyenaga ES. An approach on the potential use of probiotics in the treatment of skin conditions: acne and atopic dermatitis. Int J Dermatol. 2018 Dec;57(12):1425-1432. doi: 10.1111/ijd.13972. Epub 2018 Apr 20. PMID: 29676446.
5 Weyrich LS, Dixit S, Farrer AG, Cooper AJ, Cooper AJ. The skin microbiome: Associations between altered microbial communities and disease. Australas J Dermatol. 2015 Nov;56(4):268-74. doi: 10.1111/ajd.12253. Epub 2015 Feb 25. PMID: 25715969.
6 Goodarzi A, Mozafarpoor S, Bodaghabadi M, Mohamadi M. The potential of probiotics for treating acne vulgaris: A review of literature on acne and microbiota. Dermatol Ther. 2020 May;33(3):e13279. doi: 10.1111/dth.13279. Epub 2020 Apr 7. PMID: 32266790.