El Médico de la Industria Farmacéutica/biotecnológica (Parte 4)

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Ramón López. Coordinador Clínico. Gabinete Técnico Farmacéutico de M. Camps.

El Médico de la Industria Farmacéutica/biotecnológica (Parte 4)

06/3/2023
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La cuarta parte se basará en cómo he vivido mi relación con los Presidentes de las compañías y biotecnólogicas nacionales, multinacionales y CROs durante mis treinta y dos años, junto con la selección de investigadores para los ensayos clínicos y el concepto bussiness cientific oriented de las compañías.

La primera reflexión que me surge respecto al trato con los Presidentes es cuánto te debes acercar a ellos tanto a nivel profesional como personal. Yo siempre tuve muy claro que mi relación con ellos debía ser totalmente profesional. No sé si ha sido lo mejor: siempre he mantenido una distancia prudente con ellos, a excepción de dos ocasiones. La primera se produjo gracias a que era un buen jugador de pádel y el Presidente también jugaba. Hicimos de pareja en varios partidos contra médicos y amigos suyos, lo que generó envidias y suspicacias con los otros Directores de la empresa, ya que no controlaban lo que yo podía hablar con el Presidente. En otra ocasión, me acerqué a nivel personal cuando un director me comunicó que a su mujer le habían diagnosticado cáncer de cuello uterino y yo le ofrecí mis contactos en oncología pero el Presiente no quiso.

El problema es que los asuntos de investigación clínica o sea, de los ensayos clínicos, no le interesaban a ninguno de ellos. Todo el procedimiento y las dificultades no les gustaban nada, solo querían saber los resultados, si eran positivos o no para así conseguir la aprobación del producto.

Un Presidente de una multinacional, el último día que estuve en la compañía cuando le comenté que iba a una empresa nacional, me sorprendió que me hablara abiertamente. Nunca habíamos tenido una conversación tan sincera y abierta. Me dijo: Nunca seas un “sí, señor” con el Presidente de tu próxima compañía, que seguro es catalana, porque si lo eres, estás muerto. Busca el equilibrio entre lo que piensas tú y lo que piensa él, cediendo algo pero nunca en todo.

Esta frase me ha servido mucho y la he tenido presente en numerosas situaciones.

Estaba sentado en mi despacho cuando recibí un correo de la CRO con el análisis estadístico de los resultados de un ensayo clínico pivotal y al mismo tiempo, entró el Presidente por otro asunto y pensé que si antes o después iba a enterarse, era mejor que lo supiera en caliente. Le expliqué que había recibido un email pero que no lo había leído. El Presidente dijo que lo abriera y compartiríamos los dos los resultados del ensayo clínico. Lo resultados fueron positivos y el Presidente vio que ya tenía el fármaco. ¿Qué hubiera pasado si lo resultados hubieran sido negativos? ¿Lo habría pagado conmigo?

Mientras estaba en una compañía nacional, tuve que escribir el capítulo de un libro, pero cuando terminé el libro, yo ya no trabajaba en esta compañía. Puse de referencia la nueva y especifiqué que cuando lo había escrito, estaba en la otra. Le envié el libro al Presidente de la compañía nacional con una dedicatoria escrita: “Viví situaciones buenas y malas, pero el resultado final es positivo”. No hubo respuesta.

Los Presidentes de las compañías nacionales en las que trabajé, eran propietarios de segunda generación, no habían creado la empresa, pero la tenían que hacer mayor apostando por el futuro con la investigación de nuevas moléculas o formulaciones novedosas. Aunque no lo admitían, funcionaban y gestionaban con lo que denominábamos: “amo catalán” o sea, a través del famoso ordeno y mando. A su alrededor siempre había personal sumiso, fiel, de confianza que no los cuestionaba nunca.

Algún Presidente busca estar cerca con lo que dirigen y toman decisiones sobre la política del  medicamento, como por ejemplo del Ministerio de Sanidad y poder influenciar en ellos en sus decisiones hacía sus productos y su empresa.

Los Presidentes de las empresas biotecnológicas son de origen muy diverso, no provienen del sector salud. Lo que quieren es el “pelotazo”, es decir: vender la nueva molécula cuanto antes con los mínimos de datos que hayan conseguido. Solo buscan dinero rápido, les dan igual los profesionales sanitarios, las enfermedades, los pacientes y el Sistema Sanitario Público. En una cena con los accionistas de la compañía me preguntaron si iban a ganar mucho dinero con su molécula, independientemente si era eficaz y segura. El médico en general está poco presente en estas compañías, por lo que los profesionales de estas compañías toman decisiones sin contar con él y  muchas veces no tienen experiencia en I+D, lo cual dificulta que tengan éxito con el producto que están desarrollando.

Estábamos esperando los resultados de un ensayo clínico pivotal con un coste importante que se había llevado a cabo en Europa y Estados Unidos, y un viernes el Presidente me dijo que lo informara el fin de semana a cualquier hora si la CRO norteamericana llamaba. Yo me fui de fin de semana a esquiar a Anglés, en Francia y al mediodía del sábado mientras bajaba esquiando por una pista, sonó el teléfono móvil. Era la CRO norteamericana con los resultados. Les dije que volvieran a llamar en quince minutos. En este momento, escuchaba la canción “Crazy" de Gnarls Barkley, y al llegar a la terraza del bar, volvió a sonar el móvil, era la CRO con los resultados.

La primera frase del medical advisor fue: “ya tenéis producto en Estados Unidos”. Sí, los resultados fueron muy satisfactorios para nuestro producto, ganamos por goleada al comparador. Ahora tenía que llamar al Presidente informándole del éxito de nuestro producto, pero no lo hice, seguí esquiando y escuchando la canción "Crazy", disfrutando toda la tarde. Finalmente llamé al Presidente después de esquiar y le notifiqué los resultados positivos del ensayo. Me felicitó y estuvo muy contento. Yo antes había querido disfrutar solo de los resultados con la  canción y esquiando.

Si cambias de compañía, te recomiendo no decir a nadie dónde vas, es mejor decirlo cuando ya estás en el nuevo puesto de trabajo para evitar comentarios. Cuando fui a despedirme de un Presidente, éste dijo que sabía a dónde iba a ir y cogió el teléfono diciendo que iba a llamar a alguien para bloquear mi incorporación. Se equivocó de compañía. En la década de los 90 había un pacto verbal de caballeros entre los Presidentes dentro de las compañías especialmente nacionales que no te podían fichar si provenías de otra empresa.

En el tema de selección de investigadores, lo primero que habría que hacer es unificar la terminología al referirse al Profesional capacitado con la necesaria formación y competencia clínica y/o científica, elegido por el promotor y que se encarga del seguimiento directo de la realización del ensayo. Sirve de vínculo entre el promotor y el investigador principal, cuando estos no concurran en la misma persona. En ningún caso, el monitor debe formar parte del equipo investigador, según la definición de monitor del Real Decreto 1090/2015 de los ensayos clínicos con medicamentos. Actualmente se utilizan CRA (Clinical Research Asociate), adjunto o ayudante de investigación clínica y monitor. Yo me decanto por monitor porque su función principal es la de la monitorización y la única terminología que refleja esta función es la de monitor.

Estos profesionales y  los investigadores son básicos para que el ensayo clínico se haga según el protocolo. Lo primero es cómo lo define, que es un investigador según el Real Decreto de Ensayos Clínicos del 2015: “Persona encargada de la realización del ensayo clínico en un centro de ensayos clínicos”. En el primer ensayo que monitoricé, vi la importancia del monitor así como del proceso de monitorización, por esto prefiero llamarles monitores. Había ido al hospital a monitorizar los  datos y al investigador y observé unos resultados extraordinarios del fármaco de la compañía de la que era el promotor en comparación con el fármaco de referencia que era el competidor. El investigador era un líder de opinión con mucha reputación y prestigio. Por casualidad, una enfermera del servicio me preguntó que quién era  y que qué hacía allí. Yo le dije que era el monitor del ensayo y venía a monitorizar el estudio, y ella me dijo que el aparato que se utilizaba para medir los resultados estaba roto desde hacía tres meses, o sea el investigador se había inventado todos los datos a favor de quien le pagaba el ensayo.

Para evitar este tipo de investigadores es muy útil la información pública que la FDA tiene en su web,  una lista de investigadores descalificados y que están prohibidos o restringidos para realizar ensayos clínicos. Esta lista no la tiene la EMA ni otras Autoridades Regulatorias.

Yo me he encontrado todo tipo de investigadores, desde aquellos que han incluidos pacientes que no existían a investigadores que prefieran seguir su protocolo asistencial y no el experimental, sin decirlo. A tenor de mi experiencia con muchos investigadores de diferentes especialidades médicas nacionales e internacionales, los he dividido en tres tipos:

1.- Investigadores científicos: son aquellos a los que les interesa el beneficio de los pacientes,  la publicación, el prestigio y la relevancia científica, el producto, la innovación y no es importante la parte de la remuneración económica.

2.- Investigadores comerciales: son aquellos que  dan más importancia a la parte de la remuneración económica que a lo científico.

3.- Investigadores científicos “scientific business oriented”: son aquellos que le dan la misma importancia a lo científico que a lo económico.

Se ha de intentar averiguar qué tipo de investigador de los tres es, ya que la relación profesional que se establezca y la motivación de participar en el estudio puede ser muy diferente. Lo idóneo es tener de los tres tipos en un porcentaje similar en los ensayos clínicos, pudiendo variar en función de la fase del desarrollo clínico.

Se han de seleccionar a los mejores investigadores para el ensayo y esto se basará en conseguir la información de estos como sea. Si es necesario, hay que poder decir un NO a un investigador si hay una señal de alarma en la información que nos ha proporcionado, y aunque recibas muchas presiones por ser éste un líder de opinión  muy relevante, aguanta el NO porque es básico seleccionar bien a los investigadores.

Comprobada  la lista preliminar de investigadores, ahora falta asegurar su idoneidad en la participación en el ensayo clínico mediante los siguientes puntos:

1.1 Revisar su CV y los CV de su equipo.

1.2 Experiencia en investigación clínica (Certificado de Buenas Prácticas Clínicas).

1.3 Número e información de ensayos clínicos que ha participado y que ha finalizado.

1.4 Experiencia clínica de productos similares y en la indicación del ensayo.

1.5 Lista de sus publicaciones.

1.6 Centro de investigación hospitalario o atención primaria acreditando tanto las instalaciones como los servicios de otros departamentos.

1.7 Datos epidemiológicos de la indicación documentados y contrastados.

1.8 Si ha tenido una inspección y/o auditoria con sus informes.

1.9 Información no confidencial de los ensayos en curso.

1.10 Remuneración económica.                                

Hay que conseguir la información de los diez puntos de cada investigador para saber si es o no idóneo para los ensayos.

He clasificado también a los investigadores según su especialidad médica. Esto puede servir para estar más alerta en cuanto la especialidad médica de la indicación del producto que se va a investigar.

- Muy malos: Cirugía General, en especial Traumatología y Cirugía Plástica.
- Malos: Médico-Quirúrgicas como  Urología, Ginecología y ORL.
- Normal: Dermatología y Medicina Familiar.
- Buenos: Medicina Interna.
- Muy buenos: Cardiología, Oncología y Reumatología.

Finalmente, como conclusión se ha de buscar, encontrar y evaluar toda la información del investigador, averiguar la motivación de su participación y seleccionar a los mejores investigadores. En el caso de que aparezca un dato o señal de alarma de algún investigador, es mejor no seleccionarlo, ya que un factor muy importante que va a influir en el éxito del ensayo clínico va a ser una buena selección de los investigadores.

Unos profesionales de la industria farmacéutica trabajan más business oriented y otros más scientific oriented y hay pocos que trabajen en el concepto scientific business oriented.

A lo largo de mi vida profesional, especialmente como médico en la industria farmacéutica, he visto que los profesionales que están trabajando en esta industria y la estrategia de las compañías no tienen claro este concepto, y por esta razón, quisiera hacer unas reflexiones sobre el mismo.

Los tres términos juntos, scientific business oriented se podrían definir como: un conocimiento orientado para hacer negocio, es decir, que produzca mucha utilidad, ganancia o beneficio. Si trasladamos esta definición a la industria farmacéutica, sería el conocimiento generado a través de ensayos clínicos del fármaco, producto sanitario, test de diagnóstico, complemento nutricional u otro producto relacionado con la salud orientado a su negocio, especialmente, las ventas en unidades y valores.

La revista médica British Medical Journal publicó en la década de los 90 este término refiriéndose a un Comité de Ética, lo que me orientó a profundizar en este tema.

Después de haber intentado explicar este concepto a nivel general dentro de la industria farmacéutica, voy a tratar de describirlo en la investigación clínica, especialmente en el protocolo de un ensayo clínico, independientemente del tipo de producto a investigar. Normalmente, la responsabilidad de escribir el protocolo recae en el Departamento Médico/Investigación Clínica, lo cual se hace con recursos internos o se subcontrata externamente a una CRO, que es una Organización de Investigación por Contrato (Contract Research Organization), una empresa que actúa de puente entre el promotor, el que contrata sus servicios y los investigadores que intervienen en la realización del estudio clínico. La participación de profesionales de la compañía más business oriented no es muy notoria, por lo que predominan más los aspectos científicos, como tendría que ser. Sin embargo, hay una serie de aspectos del protocolo que durante mi experiencia en investigación clínica, habría que tener en cuenta para el concepto “scientific business oriented”.

Uno de los aspectos más difíciles del protocolo es elegir el comparador que se utilizará para demostrar superioridad o no-inferioridad respecto a tu producto. Está claro que hay que utilizar placebo en los ensayos clínicos de Fase II y III, pero cuando hay que incorporar un comparador activo, ¿cuál es el criterio que predomina, el scientific, el business o los dos?. La parte científica siempre busca el gold standard, es decir, el producto que tiene más datos y el que se ha utilizado como comparador en otros ensayos clínicos. Pero cuando nuestro producto llegue al mercado, el gold standard puede que no sea importante y haya otros que sí que lo sean desde el punto de vista del business, por lo que los datos comparativos del ensayo clínico serán relevantes para las autoridades regulatorias, pero no para el business.

La divulgación a la comunidad científica de los datos clínicos generados en los ensayos clínicos también debería ser scientific business oriented. La parte científica busca la revista con mayor factor de impacto y la más relevante en el área terapéutica. Sin embargo, a la parte de business también le interesa que tenga mucha difusión y que llegue esta información al máximo de posibles prescriptores. Otro tema es la presentación de los resultados en los congresos, los cuales debe ser claramente scientic business oriented. En un simposio, más business y en las comunicaciones, más scientific.

Uno de los puntos más relevantes es la ética profesional. No todo vale para el business. La industria farmacéutica como negocio privado, tanto familiar como de multinacional, genera unos datos científicos de producto que hay que orientarlos al business, pero hay unos límites éticos que no deben nunca ser cruzados, ya que hay profesionales sanitarios y, sobre todo pacientes, con enfermedades importantes que confían en los productos de la industria farmacéutica.

Por todo ello, y más como reflexión, habría que introducir el concepto scientific business oriented en muchas actividades de la industria farmacéutica, tanto en los departamentos de I+D, como los de Marketing y de Desarrollo de Negocio ya que la industria farmacéutica investiga, desarrolla y comercializa productos que generan salud a los pacientes y que la combinación de las dos palabras scientific y business puede permitir mantener un equilibrio muy necesario entre departamentos para maximizar su eficiencia y productividad.

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