Según algunos estudios, como norma general, un profesional de enfermería dedica menos de un tercio de su tiempo a estar con los pacientes. No obstante, aunque resulte paradójico, el desarrollo y adopción de tecnologías como el Internet de las Cosas (IoT) o la Inteligencia Artificial (IA), abren una ventana de oportunidad para humanizar la atención sanitaria, automatizando ciertas tareas y permitiendo que los profesionales se centren en lo realmente importante: cuidar de los pacientes.
No es ninguna novedad que las organizaciones sanitarias se encuentran sometidas hoy en día a una enorme presión, acentuada por si fuese poco, por situaciones excepcionales como la pandemia que aún estamos sufriendo. Se trata de un problema que lleva años asfixiando a los sistemas sanitarios y que al final repercute en las condiciones de trabajo de los profesionales sanitarios e, indirectamente, en la atención sanitaria recibida por los pacientes. Además, las perspectivas demográficas de la mayor parte de los países desarrollados no hacen sino prever que la situación se siga complicando con el paso de los años.
Más allá de las medidas de aumento de recursos que en algunos casos pueden resultar difíciles de llevar a cabo debido a las restricciones presupuestarias, una mirada más detallada al día a día de los profesionales sanitarios nos permite ver cómo la mayor parte de su tiempo se dedica en tareas que no están directamente relacionadas al trato con los pacientes. En este sentido, según un estudio llevado a cabo en un hospital suizo sobre a qué dedican su tiempo los profesionales de un equipo de enfermería de una unidad de medicina interna, desveló que más del 66% del tiempo se dedicaba a tareas que no estaban directamente relacionados con la atención al paciente. Hablamos aquí de tareas administrativas o de documentación que llegan a ocupar más de dos tercios de su tiempo.
Se trata de una situación a todas luces insostenible y que repercute de forma negativa en la productividad de los hospitales, en el día a día de los profesionales y en la experiencia de los propios pacientes (“Patient Experience”). Y es justo aquí, donde tecnologías como el IoT o la IA se presentan como habilitadores tecnológicos claves para liberar a los profesionales sanitarios de este tipo de tareas administrativas y de bajo nivel, permitiéndoles centrar su tiempo en aquello que mejor saben hacer: cuidar de los pacientes.
IoT (Internet of Things) e IA (Inteligencia Artificial)
¿Qué es el IoT y la IA?
El IoT hace referencia a la interconexión de dispositivos u otros objetos a través de las redes de comunicaciones. Por tanto, el IoT es una extensa red de dispositivos conectados que recogen y comparten datos sobre su uso y el entorno que los rodea, de esta forma, se establece una comunicación y monitorización constante, lo cual permite avanzar hacia la automatización de los procesos.
Por su parte, la IA consiste en la capacidad de dotar de inteligencia a las máquinas. Esto implica que las máquinas puedan aprender a partir de la experiencia, se puedan ajustar a nuevas situaciones y realicen sus propias tomas de decisiones tal y como harían los humanos. Hoy en día, la mayor parte de aplicaciones de Inteligencia Artificial tienen su origen en el Machine Learning (ML) o aprendizaje automático, que no es más que una parte de la IA que permite a las máquinas aprender en base a la experiencia sin haber sido programadas explícitamente para ello. Dentro de esta rama se encuentra el Deep Learning (DL) o aprendizaje profundo, un tipo de Machine Learning cuyos algoritmos funcionan como el cerebro humano, formando redes neuronales con diferentes capas.
Para poder crear modelos de IA precisos y que realmente sean útiles, resulta de gran importancia disponer de datos de gran calidad y, en este sentido, el IoT ha supuesto una gran diferenciación gracias a la calidad y granularidad de los datos registrados por esta tecnología.
Tendencias del IoT y la IA
En cuanto al IoT, el desarrollo de nuevos estándares de comunicación LPWAN (Low Power Wide Area Network) como LoRa, NB-IoT o Sigfox, ha traído consigo la proliferación de una enorme cantidad de sensores inalámbricos cuyo consumo energético y coste no hacen más que reducirse. Como consecuencia directa de esto, en los últimos años se ha visto un incremento significativo de la adopción de este tipo de soluciones, pues su despliegue y puesta en marcha, resulta cada vez más sencillo y barato.
Esta adopción masiva se está produciendo en todos los sectores tal y como refleja un estudio de Gartner, donde el 86% de los entrevistados declaraba tener ya en marcha algún tipo de solución IoT. En esta tendencia, el sector de la salud no es una excepción y, como muestra el mismo estudio, el 79% de las organizaciones sanitarias posee algún proyecto de este tipo.
Teniendo esto en mente, cabe de esperar que, en los próximos años, se produzca un incremento significativo de las soluciones IoT enfocadas en el sector salud, pues las posibilidades que brinda son enormes. En este sentido, pueden destacarse dos ejes principales de soluciones IoT en el mundo de la salud:
* Soluciones relacionadas con la monitorización de los pacientes: no es posible hablar de IoT en el mundo de la salud sin hacer referencia a la incorporación del IoT en los dispositivos médicos (Internet of Medical Things o IoMT). Cada vez es más frecuente el desarrollo de dispositivos médicos como marcapasos, sensores de constantes, etc., que incorporan chips que permiten transmitir los datos medidos para que puedan ser incorporados de forma automática a las historias clínicas electrónicas de los pacientes. Esto permite a los profesionales disponer de datos en tiempo real y ofrecer una mejor atención asistencial. Pero el IoT no ofrece soluciones únicamente en el ámbito hospitalario, sino que gracias al desarrollo de otros dispositivos como wearables, es posible llevar a cabo una monitorización de los pacientes fuera de los hospitales.
* Soluciones relacionadas con las infraestructuras: el IoT permite automatizar muchas de las tareas cotidianas relacionadas con las infraestructuras, lo cual supone una optimización de los recursos y una reducción de los costes. Por ejemplo, un sistema de monitorización del aire integrado con los sistemas de ventilación permitiría solo ventilar en aquellas zonas y momentos donde realmente se necesite.
Por su parte, aunque los algoritmos de IA fueron desarrollados hace décadas, no ha sido hasta los últimos años cuando se ha vivido una auténtica explosión de esta tecnología. Este auge y adopción masiva de la Inteligencia Artificial se debe, principalmente, a dos cosas. Por un lado, la capacidad de cómputo, pues no ha sido hasta hace relativamente poco cuando se ha dispuesto de la capacidad computacional necesaria para poder poner en producción estos algoritmos de forma masiva y, por otro lado, la enorme cantidad de datos disponibles hoy en día, cada vez de mayor calidad y granularidad gracias a tecnologías como el IoT, están permitiendo el desarrollo de modelos mucho más precisos.
Por ejemplo, en los últimos años, el desarrollo de aplicaciones como el análisis de imágenes médicas mediante la aplicación de modelos de IA, ha supuesto una auténtica revolución y ha hecho desaparecer gran parte de las dudas que había sobre el potencial de esta tecnología en el mundo de la salud.
No obstante, dado que la IA es un concepto intrínsecamente amplio, las aplicaciones de la misma al mundo de la salud son también amplias y variadas. Tomando como referencia el análisis hecho por EIT Health en el informe publicado en marzo de 2020, es interesante aplicar un framework que permita establecer las áreas claves de impacto de la IA en el mundo de la salud, ubicando al paciente en el centro y desplazándose a lo largo de toda la cadena de valor. En la ilustración puede verse un resumen de algunos de los casos de uso más destacados, así como empresas activas en cada uno de ellos.
En todo caso, es importante destacar que a pesar de la repercusión mediática que estas iniciativas puedan tener, la realidad es que el impacto hasta ahora de la IA en las organizaciones sanitarias ha sido muy limitado. Esto queda reflejado en el hecho de que incluso entre grupos de profesionales sanitarios con especial orientación hacia la innovación, más del 44% no ha participado nunca en un desarrollo o despliegue de una solución de IA.
Así pues, queda un largo camino por delante para que la IA sea un elemento transformador en el mundo de la salud, pero no cabe duda de que las aplicaciones que ya existentes a día de hoy, junto con los enormes desarrollos que se están llevando a cabo tanto en el ámbito de la propia IA como en otras tecnologías complementarias (por ejemplo, el IoT), hacen presagiar un futuro prometedor.
AIoT – Combinación del IoT y la IA
En este sentido, una tendencia que está empezando a tener un gran impacto en múltiples sectores es una unión del IoT y la Inteligencia Artificial en un nuevo paradigma conocido como AIoT (Artificial Intelligence of Things) o Inteligencia Artificial de las Cosas.
Como se desprende de las definiciones de IoT y IA, ambas tecnologías son plenamente compatibles y complementarias. Lo que se pretende con el AIoT es hacer que los dispositivos conectados se vuelvan “inteligentes”, es decir, la IA añade una capa cognitiva que permite a los dispositivos utilizar los datos capturados para aprender, analizar y tomar decisiones sin la participación de los humanos haciéndolos en cierta manera autónomos.
En el ámbito sanitario, esta combinación tiene una gran capacidad de ser canalizada hacia aplicaciones que impacten positivamente no solo en los pacientes sino también en la operativa de las organizaciones sanitarias, liberando a los profesionales sanitarios de gran parte de las tareas administrativas y de más bajo nivel, y permitiéndoles así focalizarse en otras tareas más importantes.
Un claro ejemplo de esta combinación podría ser la monitorización remota de pacientes, donde gracias a la aplicación de sistemas de monitorización de constantes IoT y algoritmos de detección de anomalías de IA, es posible detectar potenciales exacerbaciones, permitiendo así activar protocolos de actuación temprana. De esta forma, no es preciso que los profesionales tengan que estar tomando las constantes, registrándolas y analizándolas de forma manual, sino que esto puede estar automatizado, liberando así tiempo para otras tareas más importantes y de más valor añadido para los pacientes.
Se trata sólo de un ejemplo, pero no cabe duda de que, a través de la aplicación de estas tecnologías, es posible crear un entorno de trabajo más amable, de forma que los profesionales sanitarios dispongan de más tiempo para hacer aquello que mejor saben hacer (cuidar de los pacientes), ofreciendo así una atención aún más humana y cercana.
Bibliografía
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