¿El criterio clave de selección? Voluntad y capacidad de trabajar en equipo

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Diciembre 2022
¿El criterio clave de selección? Voluntad y capacidad de trabajar en equipo

Las reflexiones que compartiré a continuación sobre Trabajo en Equipo surgen desde mi perspectiva como headhunter, especializada en Ciencias de la Salud, sector al que me dedico desde hace quince años, y también desde mi faceta como docente de Empleabilidad, colaborando con universidades y escuelas de negocio de referencia.

Por Beatriz de Luis. Headhunter en BDL Search I Docente de Empleabilidad y Mentora de estudiantes en Talento-EPHOS.

Siendo invitada por Talento-EPHOS a la reflexión sobre Trabajo en Equipo en su tribuna, la primera cuestión a resolver que surge espontáneamente en mi mente de cazatalentos es: ¿qué relación existe entre talento y trabajar bien en equipo? Me parece un buen punto de partida, porque entenderlo y actuar en consecuencia es vital para todos aquellos que perseguimos tanto el desarrollo y crecimiento profesional como el personal.

Decía Michael Jordan, aún hoy para muchos el mejor jugador de baloncesto de la NBA de todos los tiempos: “El talento gana partidos, pero el trabajo en equipo y la inteligencia ganan campeonatos”.

Es evidente que la mejor forma de llegar muy lejos y lograr los objetivos comunes es trabajando de manera colaborativa, porque cuando trabajamos en equipo con excelencia todos los miembros gozan del entorno óptimo para potenciar su talento al máximo. Esto se traduce directamente en un crecimiento exponencial del talento de ese equipo, de su eficacia y también de sus resultados.

En nuestro sector esto se comprueba fácilmente: no hay innovación posible si no se comienza por compartir una idea. Un científico puede con su talento, constancia y perseverancia llegar a descubrir algo nuevo por sí solo, pero lo que nunca podrá llegar a hacer es convertirlo en una solución innovadora en beneficio de la sociedad. Le será imprescindible contar con la colaboración de un amplio equipo de I+D para primero desarrollar su idea en el laboratorio, y requerirá además otro equipo multidisciplinar global, muy variado y complejo, para lograr que el tratamiento sea accesible a todos los pacientes que puedan verse beneficiados con él en última instancia.

Cualquier compañía que pueda denominarse líder y profesionalizada es muy consciente de las recompensas de un buen trabajo en equipo.  Es por ello que las empresas con estas características invierten una inmensa cantidad de recursos y tiempo en programas de formación, a más de otras numerosas actividades para fomentarlo. Del mismo modo, estas empresas prestan especial atención a la selección y contratación de nuevos empleados, fijándose como criterio clave de selección en sus capacidades para trabajar colaborativamente con otras personas.

Siendo esto así, llama la atención que, aun tratándose de algo tan importante para las empresas, y tan evidente para la mejora del bienestar social, nuestro sistema educativo actual no acabe aún de integrar con eficacia el trabajo en equipo en sus aulas.

Como resultado de ello nos encontramos hoy en día con una mayoría de estudiantes que a la hora de buscar su primer empleo no son necesariamente conscientes de que en esta nueva etapa el baremo ha cambiado: ya no es una cuestión de buenas notas y calificaciones de los conocimientos técnicos individuales en cada materia, ¡hay que saber ser un jugador de equipo!

De hecho, el serlo no habrá de ser suficiente, además hay que parecerlo. Aprender a ponerlo de manifiesto durante las distintas etapas del proceso de selección, a través del CV, o en las entrevistas, que no dejan de ser encuentros con una duración muy limitada, es clave para optimizar las oportunidades de lograr la anhelada oferta de incorporación.

Como todo en la vida, existen técnicas y metodologías, esto es algo que trabajamos mucho en Empleabilidad. Para mí lo más importante es que mis alumnos interioricen y entiendan hasta qué punto les conviene por ejemplo trabajar en la customización de su CV a cada vacante concreta, identificando y destacando de manera estratégica en el documento aquellos aspectos de su trayectoria que consideren más relevantes a esa posición y esa empresa en particular. Que el candidato oriente su CV a la vacante a la que opta es algo que no pasa desapercibido al seleccionador, quién en su primera impresión valora ese gesto de forma muy positiva, lo cual es óptimo. Y es que ese candidato de entrada ya está demostrando su capacidad, también su voluntad (tan importante como la capacidad en sí misma), de “adaptarse” a aquello que exija el puesto, a aquello que requiera el equipo.

Si además de ello redacta su CV de forma clara, cuidada, resumiendo su trayectoria desde el logro y el aprendizaje, el seleccionador entre sus líneas podrá empezar a vislumbrar otras tantas habilidades como la comunicación eficaz, que es la reina de las habilidades si hablamos de trabajo en equipo. Quedarán evidenciadas de forma muy obvia su orientación al logro y al aprendizaje, a más de otras capacidades como la de síntesis, priorización, o la capacidad analítica vinculando la trayectoria propia a las necesidades concretas del puesto: todas ellas habilidades blandas que se traducen como “ese pan debajo del brazo” con el que cualquier nuevo empleado debería unirse a al equipo.

Por supuesto, la criba curricular es meramente el primer estadio del proceso de selección, y no conozco a ninguna empresa que se haya decidido a extender una oferta sin haber primero conocido al candidato en persona, por lo que preparar muy bien las entrevistas es también clave. Todo suma y es necesario, pero insisto: es del CV de lo que depende la primera impresión, oportunidad única en sí misma, que causemos al seleccionador. Además, cuando trabajamos en nuestro CV estamos entrenando y desarrollando todas las habilidades blandas que citamos anteriormente, y otras tantas también como el autoconocimiento (fundamental), la capacidad estratégica, la orientación al detalle, la creatividad… Las estamos poniendo a la altura del nivel de exigencia de las empresas y de los desafíos del día a día en el trabajo; por todo ello cada hora invertida en mejorar el Curriculum Vitae es sin duda una hora bien rentabilizada.

Disculpe en cualquier caso el lector el desarrollo de todas estas ideas sobre el CV, será en parte deformación profesional; también una forma de aprovechar la ocasión para poner este documento CV bajo el foco, ya que en mi visión aún son muchos aquí en España, por no decir la inmensa mayoría si hablamos de buscadores de su primer empleo, los que no saben optimizarlo, o piensan acaso en hacerlo subestimando su importancia, sin siquiera llegar a intuir “todo” lo que en él se puede leer.

Volviendo al trabajo en equipo, mi última reflexión, muy importante ya que es la que le da aún mayor sentido a todas las demás: nos encontramos inmersos en plena IV Revolución Industrial, la de la inteligencia artificial. Ya hace tiempo que empezamos a ver el impacto que estos avances tienen en el mercado laboral, positivos muchas veces facilitándonos las tareas, ahorrándonos tiempo o generando nuevos puestos de trabajo cualificado; si bien también muchos puestos precarios, y provocando la destrucción de muchas profesiones dejando a millares de personas atrás, fuera de mercado. Son nuestras habilidades blandas, aquellas que nos pertenecen en nuestra condición humana, las que nos diferencian y nos hacen irremplazables por una máquina: desarrollarlas al máximo es nuestra única salida, también nuestra responsabilidad.

Nos decía Stephen Covey, autor del libro “Los 7 hábitos de las personas altamente efectivas”, gran maestro en comunicación y liderazgo: “La tecnología reinventará los negocios, pero las relaciones humanas seguirán siendo la clave del éxito”. Sus palabras me sirven para realzar llegando al fin de mis reflexiones, lo transcendente de potenciar y fortalecer nuestros vínculos con cada miembro de nuestro equipo. ¡Es tanto lo que nos jugamos!


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