Las arterias obstruidas de las piernas están infradiagnosticadas e infratratadas en las mujeres

09/3/2023
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Las arterias obstruidas de las piernas están infradiagnosticadas e infratratadas en las mujeres
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Cardiovascular  

Los tratamientos para la enfermedad arterial periférica (EAP) se desarrollaron en gran medida en los hombres y son menos eficaces en las mujeres, según una revisión publicada en el 'European Heart Journal - Quality of Care and Clinical Outcomes', una revista de la Sociedad Europea de Cardiología (ESC). El estudio destaca las razones biológicas, clínicas y sociales por las que la enfermedad puede pasar desapercibida en las mujeres, que responden peor al tratamiento y tienen peores resultados clínicos.

"Es necesario comprender mejor por qué no conseguimos corregir la diferencia de resultados sanitarios entre sexos. Esta revisión abarca no sólo las razones biológicas, sino también cómo pueden influir los servicios sanitarios y el papel de la mujer en la sociedad. Todos estos elementos deben tenerse en cuenta para poder dirigir métodos más eficaces de diagnóstico y tratamiento a las mujeres con EAP", advierte  Mary Kavurma, autora del estudio y profesora asociada del Instituto de Investigación Cardiológica de Australia.

Más de 200 millones de personas en todo el mundo padecen arteriopatía periférica, una obstrucción de las arterias de las piernas que restringe el flujo sanguíneo y aumenta el riesgo de infarto de miocardio e ictus, y constituye la principal causa de amputación de miembros inferiores.

Las pruebas sugieren que el número de mujeres que padecen esta enfermedad es igual o mayor, y que sus resultados son peores. Esta revisión se realizó para identificar las razones de las desigualdades de género en la EAP. Los investigadores recopilaron las mejores pruebas disponibles y utilizaron el modelo de la Organización Mundial de la Salud para el análisis de las necesidades relacionadas con el género en la asistencia sanitaria.

El documento comienza con un resumen de las desigualdades de género en el diagnóstico y tratamiento de la EAP. A continuación, expone las variables biológicas, clínicas y sociales responsables de estas disparidades relacionadas con el género. En cuanto al diagnóstico, la EAP se clasifica en tres fases: asintomática, síntomas típicos de dolor y calambres en las piernas al caminar que se alivian en reposo (denominada claudicación intermitente) e isquemia crónica con peligro para las extremidades (ICLM), que es la fase más grave y puede incluir gangrena o úlceras.

Las mujeres no suelen presentar síntomas o presentan síntomas atípicos, como dolor leve o molestias al caminar o en reposo. Tienen menos probabilidades que los hombres de padecer claudicación intermitente y el doble de probabilidades de presentar ITC. Las hormonas parecen desempeñar un papel, ya que las mujeres tienden a mostrar síntomas típicos (claudicación intermitente) después de la menopausia.

El índice tobillo-brazo, que compara la presión arterial en las extremidades superiores e inferiores, se utiliza para el diagnóstico, pero es menos preciso en las personas asintomáticas o con músculos de la pantorrilla más pequeños. El tratamiento de la arteriopatía periférica incluye medicación, ejercicio y cirugía. Su objetivo es controlar los síntomas y reducir el riesgo de ulceración, amputación, infarto de miocardio e ictus. Las mujeres tienen menos probabilidades que los hombres de recibir la medicación recomendada y responden peor a la terapia de ejercicio supervisado. Las mujeres tienen menos probabilidades de someterse a cirugía y más de morir tras una amputación o cirugía abierta que los hombres.

En cuanto a las razones de las desigualdades mencionadas, los factores biológicos pueden contribuir a las diferencias de sexo en la presentación de la enfermedad, su progresión y la respuesta al tratamiento. Por ejemplo, las mujeres tienen un mayor riesgo de coágulos sanguíneos (una de las causas de la arteriopatía periférica) y vasos sanguíneos más pequeños, mientras que los anticonceptivos orales y las complicaciones del embarazo se han relacionado con tasas más elevadas de arteriopatía periférica.

Los factores clínicos se refieren a la forma en que los pacientes acuden a los servicios sanitarios, sus relaciones con los médicos y los procesos establecidos para diagnosticar y tratar la arteriopatía periférica.

El documento menciona el escaso conocimiento del riesgo de arteriopatía periférica en las mujeres entre los profesionales sanitarios y las propias mujeres. El personal sanitario tiene menos probabilidades de reconocer la arteriopatía periférica en las mujeres que en los hombres, y las mujeres tienen más probabilidades que los hombres de ser diagnosticadas erróneamente de otras enfermedades, como trastornos musculoesqueléticos. Las mujeres tienden a minimizar sus síntomas y es menos probable que hablen de la arteriopatía periférica con su médico.

En los últimos 10 años, sólo un tercio de los participantes en ensayos clínicos sobre el tratamiento de la arteriopatía periférica eran mujeres. Una de las razones pueden ser los criterios de inclusión que exigen la presencia de claudicación intermitente, menos frecuente en las mujeres. La revisión identificó una serie de variables sociales que pueden contribuir a las desigualdades de género en la EAP. Un nivel socioeconómico más bajo se asocia con una mayor probabilidad de EAP y de hospitalización por EAP.

Además, la incidencia de la EAP es mayor en los países de ingresos bajos y medios, y aumenta más rápidamente en las mujeres. Los autores señalan que las mujeres tienen una posición socioeconómica inferior a la de los hombres en la mayoría de los países, en parte debido a sus reducidos niveles de ingresos y educación y a sus responsabilidades asistenciales.

"La mayor pobreza y las disparidades socioeconómicas que sufren las mujeres en todo el mundo pueden contribuir al aumento de las tasas de arteriopatía periférica en ellas", afirma el artículo.

Los autores señalan la baja proporción de mujeres cirujanas vasculares y su escasa representación en puestos directivos y equipos de redacción de directrices sobre la EAP. También hay indicios de que las pacientes obtienen mejores resultados cuando son tratadas por mujeres.

La profesora asociada Kavurma insta a las mujeres a no ignorar los síntomas: "Preste atención a los dolores y molestias en las pantorrillas al caminar o en reposo. Pregunte a su médico qué probabilidades hay de que padezca arteriopatía periférica. Las mujeres tienden a seguir adelante y a atribuir el dolor de piernas a que llevan una vida ajetreada. Tienen que parar y escuchar a su cuerpo", recomienda. Y concluye alertando de la necesidad de incluir a más mujeres en los ensayos clínicos para permitir mejorar los tratamientos.

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