El compromiso de los distintos agentes para incorporar la innovación emergente, a un ritmo adecuado, es fundamental para mejorar el presente y el futuro de la salud. Caminemos para convertir el gasto en salud en inversión en salud.
El panorama de innovación en el entorno sanitario o de prestaciones de salud es fascinante. El sector está viviendo, probablemente, una de las mayores transformaciones en años, sino la mayor de ellas. La innovación emerge imparable en todas las áreas (tecnológica, asistencial, social, política…) y se irradia, también, al sector sanitario. Es responsabilidad de todos adaptar y moldear el sistema sanitario para que sea capaz de incorporar y permeabilizar la innovación, éste es uno de los mayores retos, a corto y largo plazo, de los sistemas sanitarios públicos.
Actualmente, el sistema público suele responder a las innovaciones constantes priorizando la incorporación de aquellas más disruptivas y con unos mejores resultados en salud. Pero no es sencillo determinar cuáles han de ser prioritarias, especialmente si cohabitan en el sistema innovaciones farmacéuticas, tecnológicas, asistenciales, etc. A continuación, destacamos algunos ejemplos que ponen de manifiesto la necesidad de adaptar el sistema sanitario para mejorar el presente y el futuro de la salud, desde la evaluación y la financiación de tecnologías sanitarias, hasta la transformación del rol de los profesionales de la salud:
* A nivel farmacéutico, en el periodo 2016-2019 se autorizaron 152 nuevos fármacos a nivel europeo [1]. Entre ellos se incluyen: las terapias CAR-T, que han supuesto una revolución en la personalización del tratamiento hematooncológico; fármacos inhibidores de puntos de control inmune, que han supuesto un gran avance en el tratamiento de varios tipos de tumores; más de 30 terapias [2] (incluyendo terapia génica) para pacientes con enfermedades raras, entre otros. Sin embargo, solamente el 54% de estos fármacos han conseguido precio y reembolso en España, constatando las dificultades de acceso en comparación con Alemania e Italia, donde el 88% y el 75% de los fármacos consiguieron financiación pública, respectivamente [1]. Además, el tiempo hasta conseguir financiación se dilata hasta los 453 días en España.
* En el marco de la transformación tecnológica, destacamos la implementación de la tecnología 5G en el ámbito hospitalario y los dispositivos de monitorización clínica. En el primer caso, la prestación asistencial ha dado un vuelco con la tecnología 5G; a modo de ejemplo, ésta posibilita que los mejores expertos puedan dirigir intervenciones asistidas de forma remota a través de robots quirúrgicos con un tiempo latencia prácticamente inexistente [3]. En relación a la monitorización, el uso de dispositivos wearables no invasivos que, a través de sensores, permiten la monitorización continua de los individuos es cada vez más habitual, especialmente en pacientes crónicos. Más allá de su papel en términos de investigación clínica y en la propia atención sanitaria, pueden facilitar la recogida de variables vinculadas a objetivos terapéuticos y monitorizar la aparición de efectos adversos, entre otros.
* En relación con la gestión asistencial, señalar la incorporación en el entorno clínico de la inteligencia artificial, de algoritmos basados en machine learning y de modelos de predicción que permiten guiar decisiones terapéuticas y anticipar las necesidades materiales y humanas pudiendo mejorar la gestión clínica (diagnósticos, tratamientos, seguimiento) y conseguir mayor eficiencia [4,5].
Estas cuatro pinceladas nos dibujan un panorama con una productividad de innovación constante, diversa y a ritmo acelerado. Con todo ello, hemos de trabajar de forma conjunta para dar espacio a la innovación y conseguir la penetración de toda aquella que pueda aportar un beneficio para el paciente y para el sistema.
Es prioritario documentar y exponer, de forma eficaz y clara, qué aporta cada una de las innovaciones y qué lugar debe ocupar para facilitar el proceso de evaluación. También se debe poner en valor que, un producto final innovador no deja de ser el resultado de un proceso vital, imprescindible y, a menudo, costoso de investigación y desarrollo. En el caso de la industria farmacéutica, en España, se destinaron más de 1.200 millones de euros en 2019 a I+D [6] y a nivel europeo, la inversión alcanzó los 39.000 millones de euros en 2020 [7]. Una inversión necesaria para seguir progresando y aportando valor en el ámbito de la salud pero que, también, tiene que obtener el retorno esperado. En este sentido son varios los recursos, medidas o herramientas que, a corto o medio plazo, se ponen sobre la mesa para contribuir a financiar la innovación farmacéutica futura y a mejorar la sostenibilidad del sistema:
- Promover y capitalizar el ahorro como herramienta de reembolso, impulsando políticas preventivas y migrar de un enfoque centrado en la curación a un enfoque centrado en la prevención.
- Invertir en innovación diagnóstica – diagnóstico precoz y ultraprecoz para que los pacientes se encuentren el mayor tiempo posible en estadios tempranos de sus respectivas enfermedades, asociados con unos costes directos e indirectos menores en la mayoría de casos.
- Considerar el papel de los biosimilares para reducir el gasto farmacéutico, por un lado, por un aumento de la competencia y, por otro lado, por una reducción más que notable del precio frente a sus medicamentos biológicos de referencia, que puede conllevar ahorros directos y, también, reordenación del posicionamiento en guías clínicas.
- Generalización del uso de genéricos: en los próximos años se prevé que se doble la pérdida de patentes de blockbusters y otras moléculas con un mercado más pequeño, pasando de 190 pérdidas de exclusividad en 2020 a 383 para 2026 [8]. El efecto directo de estas expiraciones de patentes será la comercialización de los correspondientes genéricos con precios muy inferiores a los fármacos de referencia, cuyo uso conllevaría ahorros para el sistema público facilitando la reinversión y financiación de fármacos innovadores.
- Adaptar los sistemas de compra pública de medicamentos y dar protagonismo a sistemas de compra innovadora.
- Apostar por las colaboraciones público-privadas, abordar las debilidades actuales de las colaboraciones, optimizarlas e invertir en ellas.
En conjunto, esta adopción de la innovación de una forma sostenible se debería plantear con políticas que se construyan en base a migrar del concepto de gasto al de inversión en salud. Un camino por recorrer en los próximos años que seguiremos con atención.
1. Farmaindustria. Noticia publicada el 25 de mayo de 2021. “Un estudio europeo constata que el nivel de acceso a los nuevos medicamentos en España es inferior al de los países de nuestro entorno cercano”. Disponible en: https://www.farmaindustria.es/web/otra-noticia/un-estudio-europeo-constata-que-el-nivel-de-acceso-a-los-nuevos-medicamentos-en-espana-es-inferior-al-de-los-paises-de-nuestro-entorno-cercano/
2. Farmaindustria. Reportaje: Medicamentos Huérfanos: dos décadas de progreso en investigación clínica y nuevos tratamientos. 2021.
3. El País. Noticia publicada el 27 febrero de 2019. Una operación de colon se convierte en la primera intervención quirúrgica en 5G. Disponible en: https://elpais.com/tecnologia/2019/02/27/actualidad/1551274684_554675.html
4. Fundación Gaspar Casals. Inteligencia Artificial y decisiones clínicas: cómo está cambiando el comportamiento del médico. 2020.
5. Avila-Tomás JF, et al. La inteligencia artificial y sus aplicaciones en medicina I: introducciones antecedentes a la IA y robótica. Atención Primaria 2020; 52:778–84.
6. Farmaindustria. I+D en la industria farmacéutica 2019. Resultados de la encuesta sobre actividades de I+D en 2019. 2020.
7. Díaz, A, en Statista. Evolución de la inversión en investigación y desarrollo de la industria farmacéutica en Europa de 1990 a 2020. 2021. Disponible en: https://es.statista.com/estadisticas/601549/gasto-en-i-d-de-la-industria-farmaceutica-en-europa/
8. KPMG. Generics 2030. Three strategies to curb the downward spiral. 2021.