Cuando en marzo nos vimos inmersos de lleno en una pandemia mundial, la emergencia sanitaria sin precedentes puso a prueba la capacidad de respuesta de nuestra sociedad, y nuestro tejido empresarial tuvo que adaptar con rapidez sus modelos de negocio y de gestión de personas a una situación inédita en nuestra época.
Las compañías han tenido que lidiar con el descenso de actividad, la gestión de recursos humanos en remoto y trabajando a contrarreloj para garantizar la seguridad y la organización adecuada de todos sus empleados. Al mismo tiempo muchas de ellas no han tardado en pararse a pensar qué podrían ofrecer a la sociedad para paliar los efectos de la crisis a todos los niveles, dando lugar a una oleada de solidaridad empresarial.
La salud es lo primero: teletrabajo & seguridad
Lo más importante desde el comienzo de la crisis para las empresas ha sido y sigue siendo poder garantizar el bienestar físico y mental de sus empleados. Antes de la pandemia en España solo teletrabajaba de forma habitual el 4,8 % de los empleados, lo que nos da una idea del enorme esfuerzo que se realizó en cuestión de días para romper las barreras existentes (miedo, desconfianza, falta de medios tecnológicos) en favor de una opción que ayudara a garantizar la seguridad de la plantilla y que ha sido clave para que muchas empresas hayan podido continuar su actividad durante estos meses.
Ha quedado claro que España está a la cola del teletrabajo en Europa, muy lejos de países como Finlandia, Suecia y Países Bajos, donde tanto el trabajo en remoto como el trabajo flexible son parte intrínseca de su cultura laboral.
Los beneficios que este modelo reporta son una mayor autonomía para los trabajadores, ahorro de tiempo, mayor concentración y, por tanto, aumento de la productividad, equilibrio entre vida personal y laboral, ahorros en el coste de las instalaciones, contribución a la mejora del medio ambiente al no tener que desplazarnos diariamente a un centro de trabajo, etc.
Aun así, para que el teletrabajo sea sostenible a largo plazo es recomendable que se establezcan mecanismos de vacaciones y trabajo flexible, utilizando los medios técnicos y tecnológicos disponibles. El trabajo en remoto no puede convertirse en una conexión permanente porque corremos el riesgo de quemar a los empleados. El respeto a la conciliación con la vida personal tiene que continuar presente, aunque los trabajadores ejerzan su jornada laborar desde sus casas.
Además, antes de la vuelta a la oficina se deberá garantizar que los entornos de trabajo cumplen con todas las medidas de seguridad necesarias. Quizás haya que reforzar la educación y formación sobre autoprotección, y dar un mayor peso al departamento de prevención de riesgos para que los empleados se sientan seguros en su puesto de trabajo.
La importancia de la comunicación interna
En un momento de gran incertidumbre como el que estamos viviendo, las empresas tienen una gran responsabilidad frente a sus trabajadores. La Comunicación Interna cobra una especial relevancia en estos momentos. Hay que evitar que los trabajadores se hagan preguntas sin respuestas que llevan a falsos rumores. Debemos intentar que estén informados en todo momento de la situación de la compañía y de las medidas que se van a tomar, y que esa información venga de fuentes oficiales de la compañía para evitar malentendidos. Además, la comunicación debe de ser fluida y por los canales adecuados.
Tampoco debemos olvidar la comunicación con clientes y proveedores, que en un momento de incertidumbre como la actual cobra especial importancia. Para generar confianza debemos transmitirles mensajes claros y concisos, en los que quede patente cómo puede nuestra compañía aportarles valor o serles útil en la coyuntura actual. Hay que centrarse en la practicidad y la eficiencia y ofrecer nuevas soluciones a los nuevos problemas.
Hora de ser solidario
Muchas empresas colocan la Responsabilidad Social Corporativa entre sus grandes prioridades para ayudar a frenar la pandemia provocada por la expansión del coronavirus. Lo hemos visto con algunas cadenas hoteleras, que han puesto a disposición de las autoridades sanitarias sus instalaciones para convertirse en hospitales provisionales; empresas del sector farmacéutico utilizando sus fábricas para producir gel hidroalcohólico, empresas del sector textil aprovechando sus materiales para la producción masiva de mascarillas; empresas que nada tienen que ver con el sector sanitario produciendo pantallas protectoras e incluso respiradores, y un largo etcétera.
Este tipo de acciones supone una gran oportunidad para poner en valor la RSC y sus implicaciones en beneficio de la sociedad. Además, tenemos que ser conscientes de su poder para generar un impacto real en la sociedad, a unos niveles que ninguna campaña de marketing podría alcanzar. Los consumidores no van a olvidar el comportamiento de sus marcas de referencia en estos momentos, y las empresas que actúen con responsabilidad y coherencia con sus valores de marca saldrán reforzadas de esta crisis, y su reputación y buena imagen se verán incrementadas.
Atraer al mejor talento
Las compañías siguen necesitando incorporar al mejor talento a sus proyectos, y si en los últimos años la tendencia era que los candidatos valoraran cada vez más las opciones de teletrabajo u organización flexible del tiempo, ahora serán indispensables. Si queremos que un candidato se decante por nuestra oferta debemos demostrarle que realmente vamos a poner en el centro sus necesidades y expectativas para que pueda desarrollar todo su potencial profesional en un entorno en el que se sienta a la vez cuidado y motivado.
En este contexto, la selección de personal se convierte en una herramienta muy útil para poder identificar a aquellos candidatos que pueden hacer avanzar nuestro proyecto empresarial, adaptándose a un entorno cambiante y con muchos retos por venir.